Imprimir Página | Volver a página de inicio

Celica Salamero, con más de 40 años en la profesión, cerró un ciclo en la educación del Distrito.
Alumnos, docentes en actividad y otros en retiro jubilatorio, autoridades y por sobre todo un inmenso cúmulo de afecto y reconocimiento rodeó el acto preparado con todo cariño para expresarle el valor y compromiso que le dedicó a la tarea docente.
Hablaron la Vicedirectora, profesora Cristina Otamendi, y el ex alumno Hugo Bilbao.
Recibió flores, regalos, sinceros abrazos y su figura se engrandeció, teniendo en cuenta sus convicciones y el entusiasmo que siempre puso de manifiesto.
- - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - -
Todos tomados de la mano, interpretando la inolvidable canción “Estudiantina” fue el broche de oro para cerrar todo un ciclo en la vida de la Unidad Académica Dr. Julio Cesar Lovecchio.
Uno de los mas valiosos eslabones que quedaban pertenecientes a la era Lovecchio tomó la decisión y dejó atrás más de 40 años de servicio para acogerse a los beneficios jubilatorios y obtener así el merecido descanso a una labor comprometida y que marcó un camino, siguiendo los principios fundacionales del recordado Colegio Nacional.
En el ambiente se respiraba emoción, teniendo en cuenta que junto a Celica Salamero se encontraban no solo las autoridades educativas y municipales, sino que era visible la presencia de históricas docentes que marcaron a fuego su impronta en el Colegio Nacional y en el Departamento de Aplicación respectivamente.
Fue la Vicedirectora de la Unidad Académica, profesora Cristina Otamendi, la encargada de brindar el mensaje central mediante el cual esbozó un planteo de reconocimiento, basado básicamente en la trayectoria, el compromiso, las convicciones y el entusiasmo.
Y en el marco de esos conceptos, que fueron atentamente escuchados por la profesora Salamero, quien constantemente fijaba la vista en la oradora, absorbiendo como siempre con toda pasión cada una de las cuidadosas palabras pronunciadas por la profesora Otamendi, se fueron acentuando las calificaciones que definen muy bien su personalidad.
Con calidez y con un interminable abrazo se estrecharon ambas al termino del discurso, para darle paso posteriormente al ex alumno Hugo Bilbao, quien pronunció una encendida semblanza sobre lo que representó no solo para la institución en particular, sino para la educación en general, dejando un profundo sentimiento de agradecimiento por la vocación manifestada.
Mas tarde llegaron los regalos a través del propio Bilbao, la profesora Liliana López, los alumnos, secretarias y personal de la Unidad Académica, el profesor Edgardo Robba; flores y otros presentes que con toda sinceridad expresaban la inmensa gratitud por tantas horas, tantos años compartidos y como no podía ser de otra manera, entre saludos y afectos, “Estudiantina” los unió a todos de las manos, interpretando la canción distintiva del Colegio Nacional.
Cuando se acallaron los aplausos y las manos volvían a estrecharse en saludos y abrazos, apareció lentamente la canción de Sergio Denis “Por la simpleza de mi gente” y resonaba en los oídos de todos los presentes el párrafo que muchas veces la enrojeció de pudor, cuando hablaba de su amor por la inolvidable “profesora de matemáticas”.
Su dulzura, su figura siempre elegante y cuidada, su privilegio por escuchar, sostener la serenidad aun en los momentos más difíciles y su autoridad ganada a través del ejemplo y la palabra permanecerán como siempre en el corazón de los suarenses.
Celica, misión cumplida, la vida es una decisión, por eso es tiempo del disfrute y el merecido descanso.