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Reflexiones para las “abanderadas nada menos que del amor incondicional de ese amor que te acompaña hasta lo último”.
Por Marcela Nucilli.
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Hoy es 8 de marzo y en todo el mundo se celebrará el Día Internacional de la Mujer, en conmemoración a las mujeres que murieron hace muchos años incendiadas en una fabrica textil de Nueva York por pedir salarios dignos y reducción horaria. Esas heroínas dieron pie a que el mundo prestara atención a las mujeres y sus derechos, pero en esta nota quiero hablarles de otras heroínas que casi son invisibles para todos, son las madres, hermanas, esposas o abuelas que sus vidas han sido marcadas por la enfermedad devenida en discapacidad o por la discapacidad misma de quien tiene a cargo.
Son esas mujeres que en silencio aceptan lo que venga, que frente al dolor le ponen el pecho a las balas, siempre soñando que el futuro va a ser mejor y desparramando fortaleza para los que tienen al lado; esas mujeres generalmente son madres que todos los días paren a sus hijos porque todos los días se enfrentan al dolor de lo que no pudo ser, pero que con una inmensa resignación son felices porque tienen el infinito gozo de tener a sus hijos con ellas; esas mujeres son de carne y hueso y nada las derriba, porque aquel primer diagnostico, que al principio desató un vendaval de incertidumbre, luego se transformó en amor, pero en amor de verdad, en amor único, incondicional, el amor que no espera nada a cambio; esas son las mujeres que hoy debemos tomar el ejemplo, que mas de una vez pasan desapercibidas por una sociedad que el único emblema que tiene es la perfección y lo que no es perfecto hay que desecharlo; esas son las madres que nunca tendrán quizás colgado en su casa un titulo universitario de sus hijos pero que sin duda han logrado el mayor de los títulos que se puede tener, el de la grandeza, esa grandeza que les ha dado el sufrir y aprender de ese sufrimiento para poder transformarlo en amor… en el verdadero amor de madre, de hermana, de esposa o de abuela.
Ojala esas mujeres hoy sientan que son nuestro orgullo y que sepan que para mucha gente no pasan inadvertidas sino que son el ejemplo a seguir, que ellas marcan el norte de una sociedad, a veces confundida, que ellas son las abanderadas nada menos que del amor incondicional de ese amor que te acompaña hasta lo ultimo.
A todas las madres que se sienten reconocidas en estas palabras muy feliz Día, son un ejemplo de MUJER.
Profesora Marcela Nucilli. Oficina de Discapacidad Municipal.