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“Somos madres desde la espiritualidad. Cada mujer tiene tres misiones principales: hija, esposa y madre”.
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La Hermana Liliana Moyano es Directora del Hogar la Providencia, una institución creada y cuidada por la Congregación Hermanas Misioneras de Jesús Sacramentado y que ha mantenido sus puertas abiertas a pesar de que la nueva Ley de Protección de los Derechos del Niño y el Adolescente mandó cerrarlas.
Es que saben –por experiencia, trabajo, años de tarea al cuidado de las niñas- que a pesar de lo que dispongan la ley, la Justicia, los psicólogos, asistentes sociales, etc., hay niñas que no pueden estar con sus familias de origen, que no siempre es posible conseguir una familia reemplazante y que es importante hacer un buen trabajo para no volver a victimizar, por imperio de la ley, a quienes ya son víctimas en una situación de ausencia de familia, violencia o algún otro tipo de problemática.
La Hermana Liliana dice que su tarea de mujer la cumple desde la labor religiosa. Manifiesta que es hija y que tiene la suerte de tener todavía a una mamá a quien expresarle su cariño, mientras que ha elegido cumplir los roles de esposa y madre desde la espiritualidad y que esta no es una tarea menor.
“He aprendido que soy Iglesia, como todos somos Iglesia, y que de la tarea de cada uno, laica o religiosa, podemos achicar los errores y hacer más grandes los aciertos”.
Explica que muchas veces el abandono de las madres deja una profunda huella en las niñas, que “intentamos menguar y si es posible borrar con nuestra labor diaria, haciendo de este hogar su casa, de nosotras su familia y buscando que a pesar de sus dolores cada una se desarrolle como mujer, en los talentos que Dios les ha dado, y que vayan cumpliendo su misión en la vida”.