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Homenaje a quienes sufrieron en 1972 el accidente en la Cordillera de los Andes.
Iniciativa de la Fundación “Rugby Sin Fronteras”.
Juan Bautista Segonds, Wenceslao Segonds, Rodolfo Serigós, Diego Bedouret y Luciano Rebolini participaron de una cruzada emocionante.
"Les trajimos a la montaña el partido que no pudimos jugar”, había expresado Juan Bautista Segonds a su regreso a Buenos Aires.
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La Nueva Radio Suárez habló con Rodolfo Serigós, Diego Bedouret y Luciano Rebolini, quienes con otros cuatro suarenses más viajaron a la Cordillera de los Andes hace unos días atrás para llegar a escasos metros donde en el año 1972 un avión militar, que llevaba jugadores de rugby de un colegio de Uruguay, sufrió un accidente, debiendo sobrevivir en la montaña por más de 70 días.
El partido que jugaron a 3.200 metros de altura fue programado desde hace varios años a esta parte por el Presidente de la Fundación “Rugby Sin Fronteras”, Bautista Segons, quien tomó contacto con uno de los sobrevivientes de ese accidente, que hoy tiene 58 años de edad, el Dr. Gustavo Zerbino Stajano, y que formó parte también de la expedición y de los equipos que disputaron este especial partido.
Los tres entrevistados, con la emoción intacta en el corazón por la experiencia vivida, contaron lo que implicó hacer el recorrido a caballo por la alta montaña, elegir el lugar, marcar la cancha, descansar y al día siguiente iniciar con pasión el partido que hace 38 años atrás no pudieron jugar en Chile, como era la intención del grupo que sufrió el accidente.
“Sin lugar a dudas fue este deporte, la disciplina que impone el responder a lo que el capitán decide, organizarse y funcionar en equipo, lo que permitió que un grupo de estas personas accidentadas sobrevivieran y dos de ellos resolvieran bajar para avisar que estaban vivos y pudiera llegar el rescate para todos”.
“Representó una inmensa emoción la que vivimos en los días previos y especialmente el día 26 de febrero, cuando jugamos el partido en homenaje a los que pudieron sobrevivir y a los que dejaron su vida en la montaña. Resulta increíble que sin preparación previa, cuando el día anterior caminábamos un poco y nos faltaba el oxígeno, hayamos tenido la energía para hacer el juego”.
La pelota con la que se disputó ese memorable partido no regresó con estos particulares jugadores, sino que quedó a 3.700 metros, donde está emplazada una cruz que recuerda el accidente.
El equipo que armó Juan Ulloa (líder y encargado de la logística) junto con sus amigos fue perfecto. “Subimos hasta la cruz 60 personas, no faltó absolutamente nada. Fue una coordinación puramente de servicio y atención, con mucho amor; y aunque son muchas las personas que tienen títulos de Guía de Montaña, nosotros conocimos a un equipo de gente que además de esa profesión saben ser guías de sueños y de homenajes”.
“Rugby Sin Fronteras” cumplió otro sueño, un equipo incondicional de gente trabajó mucho tiempo para que eso sucediera. Otra vez vimos cómo se puede jugar un partido en el que ganan todos, donde no hay perdedores, donde los valores humanos nos permiten soñar con una sociedad mejor. “En el que además conocimos que lo imposible sólo está un poquito más adelante del dificilísimo.
Gracias a semejante equipo, faltó mucha gente, pero no sobró uno solo para que esto fuera posible, gracias Sin Fronteras, hasta el próximo sueño”.