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Et Je Voice en Noir y Veo blanco en el Dámaso Arce.
Por Silvio Oliva Drys.
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Esta exposición conjunta en el Museo Dámaso Arce de Olavarría pone de relieve el lenguaje plástico propio de estos dos artistas de Coronel Suárez y en esta suerte de encuentro sus obras se fortalecen y dimensionan. Reivindican y honran la disciplina del dibujo y a la vez asistimos a la dignidad de una obra sólida, de genuinos artistas.
Las carbonillas de Jean Marc Nadalin denotan, con un destacado oficio técnico, una profunda y minuciosa mirada al paisaje pampeano. De esa bastedad Nadalin se impregna y rescata elementos de una inconfundible identidad solo pertenecientes a ese territorio. Utiliza el claroscuro y logra el volumen modelando las formas en imperceptible valores. Este gran artista de origen francés nos deja una sensible y lograda representación de la pampa, su inmensidad, ese “vértigo horizontal” que otro coterráneo suyo, Pierre Drieu de La Rochelle quien visitó Argentina en 1932, expresó para denominar la imponente presencia de la llanura pampeana.
Por otra parte, la tensión y equilibrio que plantea Guillermina Victoria en sus dibujos es una metáfora de la vida, de ese transcurrir en el que el cuerpo-carne es protagonista y así es como aparecen manos que son caminos, hilos en conexiones, la niñez y otras etapas de la vida. Hay una voluntad figurativa que extrae de un universo poblado de un imaginario surreal. Con fuertes trazos gestuales estructura la obra y con sensible tratar el grafito y el lápiz color adquieren una dimensión atemporal sobre el plano.
De la tensión expresiva y surrealista en los dibujos de Guillermina Victoria al equilibrio clásico que honra las tradicionales escuelas artísticas en Jean Marc Nadalin, Et Je Voice en Noir y Veo blanco es una acertada exposición que destaca a dos creadores del interior de la provincia. Representados por Isidoro Espacio de Arte quien trabaja en la gestión cultural con destacados logros, el Dámaso Arce consuma en brindar espacios para reconocimiento de nuevos artistas.