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Fue la directora del nivel secundario de esta escuela religiosa, Profesora Andrea Acosta, quien mostró el aula en la que los padres trabajaron incansablemente el año pasado y parte del receso de verano, para hacerla habitable y más moderna, con la finalidad de ser utilizada en las experiencias de aprendizaje.
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Un edificio de casi 100 años muestra el paso implacable del tiempo, y muchos de los materiales y la arquitectura con los que está construido, denotan, además del desgaste, que resultan inconvenientes para las exigencias de hoy en día.
Por ello, el piso de pinotea –que se vencía en varios lugares, y costaba mucho mantener limpio- fue sacado, rellenado en buena parte, y reemplazado por pisos cerámicos que son más fáciles para higienizar en lugares de alta transitabilidad como es el caso de un aula. Se sacaron los escalones, que son inconvenientes para la circulación y están prohibidos por normas de seguridad.
Además, se dieron vuelta las puertas, las que ahora abren hacia fuera, las paredes se arreglaron y se pintaron a nuevo y desde hace unos meses un padre con habilidades en carpintería, trabaja recuperando viejos bancos que están en desuso, para convertirlos en prácticas mesitas de computación.
Este aula será ahora biblioteca y sala de computación para los alumnos de la primaria y la secundaria de la Escuela Parroquial San José, y será inaugurada en alguno de los inicios de clase que tendrán lugar el 28 de febrero y el 9 de marzo.
Mostró su alegría por esta obra –que tuvo un costo final de no más de 23.000 pesos- la Directora Andrea Acosta, quien dijo además que paulatinamente, habrá que ir produciendo transformaciones parecidas en las otras aulas del antiguo colegio religioso.