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“Es una triste realidad: lo que tocamos nosotros lo echamos a perder”.
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La frase, de corte filosófico, la emitió el Ing. Agrónomo Jorge Bertolami, propietario de la empresa de acopio Bertolami Cereales, luego de expresar que “la cosecha fina que tuvimos fue muy buena porque todo lo que viene de arriba (de Dios) viene bien, mientras que todo lo hecho por nosotros (los hombres) está todo mal”.
Se refería a las dificultades que se presentan para la comercialización de una abundante cosecha de trigo. “No se puede vender, no hay compradores, los exportadores ponen condiciones de calidad que eran desconocidas al momento de sembrar. Están pidiendo 11 de valor proteico y más de 78 de peso hectolítrico, mientras que se hizo una siembra sin prácticamente usar fertilización o la que hubo fue muy escasa. Los mercados internacionales –ávidos de trigo- están pagando más de 300 dólares la tonelada, y aquí, cuando se hace una oferta de compra del cereal por parte de los exportadores, está muy por debajo de ese precio. Y para vender en forma interna, los molinos compran según su capacidad financiera, de molienda y almacenaje, que es limitada”.
Consultado en torno a de quién es la culpa de esta situación, dijo que “sin dudar la tiene el Gobierno, que no deja libre la exportación de trigo para que se produzca la competencia entre los molinos y los exportadores. Aquí hay algo que no anda y es este control que pretenden hacer las autoridades, que lo vienen haciendo hace unos años pero que nosotros, en nuestro Distrito, no lo sentíamos porque no teníamos producción de granos finos por las magras cosechas de estos años atrás. En definitiva, el proceso que están haciendo es medio parecido al de la comercialización de carne, con el discurso de defensa de la mesa de los argentinos cuando los precios, internamente, igual han ido aumentando. El productor lo que quiere es mover la producción que ha obtenido de su campo. Y como ha hecho siempre, con esta venta, hacer frente a las deudas que tiene”.