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El pan dulce auténticamente artesanal, su gran orgullo.
Panadería y Confitería La Rural.
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Hace 47 años que Pablo Puccia tiene panadería propia, pero en realidad en el rubro empezó a trabajar desde que tenía 15 años, en la panadería de su padre, donde se inició como todos los que pretendían aprender un oficio: barriendo la cuadra, limpiando las bandejas donde se ponían las facturas y haciendo alguna que otra tarea.
A pesar de que esto parece poco, no era razón para que no se levantara también a la una de la mañana para comenzar a realizar la trabajosa tarea de elaborar el pan de cada día.
“Las cosas ahora han cambiado mucho. Antes, salvo de tener la amasadora y la sobadora, el resto todo se hacía a mano, por eso representaba mucho trabajo. Se horneaba el pan en hornos a leña, donde el calor quemaba y mucho cuando nos acercábamos para sacar el pan. Ahora hay máquinas para todo, hasta para cocinar el pan, que es lo mismo que encender una heladera”, dice este hombre que hace tantos años que elabora pan y que siente que “tengo la harina metida en las venas”.
Con esta expresión cerraba la nota, mientras los clientes entraban y salían haciendo las compras lógicas de estas fechas, y le resultó difícil de ocultar la emoción al hacer balance de una tarea que inició y siguió porque verdaderamente le gusta.