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El hombre condenado a 40 años de prisión por violar y quemar a una niña de 10 años en Coronel Dorrego pasa sus días en una celda aislada del resto del pabellón, habla muy poco y se dedica a leer la biblia y escribir textos religiosos.
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A fines de septiembre, Mauro Emilio Schechtel fue condenado por un tribunal de Bahía Blanca a la máxima pena que contempla el Código Penal Argentino por los delitos de violación agravada e intento de homicidio.
Para los jueces intervinientes, quedó probado que el 18 de junio de 2008, Rocío -de 10 años- fue atropellada por Schechtel cuando viajaba en su bicicleta desde su casa hacia el Club Independiente de Dorrego.
El depravado le ofreció ayuda a Rocío y la cargó en el asiento de atrás. Lejos de llevarla al hospital, la maniató, la amordazó y la violó dentro del vehículo; después, la golpeó con pesadas herramientas y la llevó, inconsciente, hasta un descampado, donde la roció con combustible y le prendió fuego, para luego fugarse al creerla fallecida.
Pese a las graves heridas, la chiquita salvó su vida porque, al verse envuelta en llamas, logró arrastrarse hasta la Ruta Provincial 72. Allí, un camionero la vio y le dio avisó a la policía.
Ya en el Hospital Penna, la niña le contó al médico lo que le había sucedido. Desde allí, fue derivada al porteño hospital pediátrico Juan Pedro Garrahan, donde se recuperó lentamente de las quemaduras que afectaron el 60 por ciento de su cuerpo y de las heridas producidas por el salvaje ataque.
La vida en la cárcel
Ahora, Mauro Emilio Schechtel continúa alojado en la cárcel de Saavedra y casi no sale de su pequeña celda para evitar ser agredido por el resto de los internos. “No va al patio, sale lo mínimo indispensable”, comentó un abogado que ha visitado esa prisión.
Por otro lado, se conoció que el brutal atacante de Rocío se dedica diariamente a la lectura de la Biblia, escribe y se convirtió al credo mormón. “Es muy común que las personas que son condenadas por delitos ‘mal vistos’ entre los presos, busquen ser alojados en los pabellones religiosos porque allí corren menos riesgos”, analizó el letrado consultado.