Imprimir Página | Volver a página de inicio

Las ráfagas oscilaron después de las 18:30 horas entre 60 y 80 kilómetros por hora.
Polvo en suspensión por todos lados.
En Bahía Blanca vientos huracanados a mas de 120 kilómetros en la hora.
Cayeron árboles que destrozaron autos.
Se cortó la energía eléctrica, el agua de red por falta de bombeo, se volaron chapas de obras en construcción y hasta de las jaulas de los animales del Parque de la ciudad.
Amaneció con cielo cubierto, inestable, y por la tarde el intenso viento causó preocupación e inconvenientes en Bahía Blanca y Coronel Suárez bajo tierra.
- - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - -
Algunos pocos servidores que pronostican las condiciones meteorológicas anticipaban viento fuerte para el Sudoeste de la Provincia de Buenos Aires que finalmente se cumplió cuando a partir de las 17:00 horas la ciudad de Bahía Blanca se vio envuelta en una tormenta de vientos huracanados que superaron los 120 kilómetros en la hora.
En aquella ciudad los destrozos fueron numerosos, desde techos, carteles publicitarios, las mesas en los bares que estaban sobre las veredas literalmente se volaron, destrozaron autos los grandes árboles que se cayeron arrancados por el viento, se cayeron nomencladores de las calles y en el Parque de la ciudad la conmoción fue tal, al volarse los techos de las jaulas de los animales, que provocó una alarma generalizada en el barrio.
La Municipalidad de Bahía Blanca decretó el Estado de Emergencia, convocando a la Junta de Defensa Civil, mientras una hora mas tarde el viento se hizo notar en Coronel Suárez, con ráfagas que variaron entre 60 y 80 km/h., provocando en consecuencia una densa nube de tierra y polvo en suspensión que afectó a diversos sectores de nuestro medio.
Los vehículos debieron circular con luces encendidas por la afectación en la visibilidad, sobre todo en las rutas de acceso a Coronel Suárez, donde la complejidad era mayor ante la proximidad de calles de tierra.
Por las calles bolsas de residuos tiradas, cartones, hojas, algunas ramas y árboles de gran porte cooperaron con el desorden generalizado y la suciedad propia de una jornada donde el viento predominó hacia el atardecer.