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Ojos que no ven, ¿corazón que no siente?
Por Florencia Gaitán.
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El pasado sábado, después de un largo tiempo, volví a ir al boliche.
La noche transcurrió tranquila y, si bien el local estaba repleto, se podía circular con normalidad.
Cerca de las seis de la mañana mi hora había llegado y me dispuse a caminar hacia mi casa.
A pocos metros de la salida de la discoteca, bajo un árbol, se encontraba un joven tirado en el piso, visiblemente alcoholizado, al que un amigo intentaba hacer reaccionar.
Probablemente el grado de intoxicación del chico, que no era poco, pasó a un segundo plano cuando vi que al lado de ellos, observando la situación, había un móvil con dos trabajadores de la Dirección de Inspección y Tránsito.
Evidentemente no pensaban tomar cartas en el asunto y, cuando quien me acompañaba preguntó si habían llamado a una ambulancia y les ofreció hacerlo, los hombres argumentaron que en el lugar se había presentado un patrullero y que el chico alcoholizado se habría negado a subirse al vehículo, por lo tanto dieron por sentado que tampoco iba a querer subir a la ambulancia.
Dudo que eso haya sido posible, porque el pobre chico no sabía ni donde estaba, ni como se llamaba. ¿Cómo había recuperado la conciencia como para negarse a recibir ayuda?
El amigo que lo acompañaba procuró seguir haciéndose cargo de la situación y los empleados municipales siguieron estacionados allí, fumándose un cigarrillo, ignorando la situación y mirando la gente pasar.
Mi amigo y yo, ante la imposibilidad de poder colaborar, nos fuimos del lugar.
Creo que no hace falta que pida que cada uno saque sus propias conclusiones.
Si bien es cierto que la función del Departamento de Inspección y Tránsito no es hacerse cargo de los chicos en estado de ebriedad, se espera por lo general que alguien haga algo en estos casos, al menos llamar una ambulancia para asegurarse de que el joven no esté padeciendo un coma alcohólico.
Aunque tampoco estoy segura de que la ambulancia fuera hasta el lugar a socorrer al muchachito.
Ver a dos adultos, empleados municipales, ignorar que a escasos 50 cm. un adolescente yacía alcoholizado sin recibir ningún tipo de asistencia, es complicado de entender.
¿Donde quedaron la humanidad, el espíritu ciudadano y la solidaridad para con los demás? Si alguien las ve, tenga la amabilidad de devolverlas. Se ofrece recompensa.