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Los restos del ex presidente Néstor Kirchner descansan en su tierra natal. A las 20:21 de este jueves, el cortejo fúnebre que había comenzado a peregrinar entre la multitud pasado el mediodía en Buenos Aires, llegó al cementerio municipal de Río Gallegos, luego de casi 3 horas de vuelo.
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Decenas de miles de personas lo despidieron. Aquí y por las calles porteñas. Cristina de Kirchner y sus hijos Máximo y Florencia lo acompañaron desde la Casa Rosada y en todo momento. También lo hicieron otros familiares, funcionarios, gobernadores, diputados, senadores, dirigentes sociales, artistas, sindicalistas y el venezolano Hugo Chávez, fuertemente custodiado.
El cortejo partió de Casa de Gobierno con varias horas de retraso. Hasta las 12 ardió la capilla en Balcarce 50. La fanfarria del Alto Perú del Regimiento de Granaderos lo despidió del lugar que supo ocupar. Sobre el vehículo que trasladaba los restos de Kirchner llovieron miles de flores y centenares de personas se agolparon a su alrededor para tocarlo en un gesto de despedida. A lo largo de todo el trayecto la Presidente recibió un mensaje unánime: "Fuerza". Lo mismo ocurrió cuando arribó el avión TC-55 de la Fuerza Aérea a Santa Cruz.
Desde las 17.45 otra caravana recorrió los siete kilómetros del aeropuerto local hasta el cementerio. Temprano, un nutrido grupo de trabajadores patagónicos del Sindicato de Camioneros, petroleros, mineros de Río Turbio, obreros de la UOCRA y vecinos de Río Gallegos se fueron apostando al costado de la Ruta 3. Todos querían darle el último adiós. Durante el trayecto los pasacalles colgados de los puentes peatonales que cruzan la autovía pintaban la postal de la tristeza y el cariño. "El cuerpo le quedó chico"; "Cristina con el pueblo, Lupo con Perón"; "Gracias Néstor, fuerza Cristina". Fueron los mismos mensajes de aliento que se escucharon entre las miles de personas que desfilaron por el velorio en Casa Rosada.
El sol de Río Gallegos rebatió la llovizna de Buenos Aires. En la capital santacruceña la mayoría de los comerciantes colgaron banderas celeste y blanca con el nudo del luto. Los hoteles se llenaron con reservas de periodistas de todo el país y el extranjero. Por la avenida principal, llamada "La Roca" por el gestor de la campaña del desierto, circuló una camioneta con altoparlantes que repetía una y otra vez el "himno de la provincia". Se trata de un jingle que utilizó el ex mandatario para una campaña a gobernador en 1991. Esa música quedó en la memoria de su coterráneos. La avenida "La Roca" fue rebautizada "Pte. Néstor Carlos Kirchner" con una pegatina de carteles sobre el nombre de Julio A. Roca. El próximo lunes será oficial el cambio de nombre.
En la puerta principal del cementerio lo esperaron sus más máximos colaboradores. Entre ellos, el ministro Julio De Vido, los diputados Agustín Rossi, Carlos Kunkel, José María Díaz Bancalari; el senador Nicolás Fernández; los dirigentes Luis D' Elía, Emilio Pérsico, Edgardo De Petris -su reemplazante en la Cámara-; los empresarios Rudy Ulloa y Lázaro Báez; el titular de la AFIP, Ricardo Echegaray; el secretario de Derechos Humanos, Eduardo Luis Duhalde; los intendentes de Quilmes, Francisco "Barba" Gutiérrez y de José C. Paz, Mario Ishii.
Cristina llegó escoltada por el jefe de Gabinete, Aníbal Fernández y los secretarios Legal y Técnico de la Presidencia, Carlos Zannini; y General de la Presidencia, Oscar Parrilli. De la colonia artística estuvieron Gastón Pauls, Nora Cárpena, Claudio Villaroel y Andrea del Boca.
El final
El único momento de tensión se vivió cuando el cortejo desbordó a los policías provinciales y a los lugareños que aportaron a la organización. Miles de personas que caminaron desde el aeropuerto hasta el cementerio se aglutinaron en la última valla de contención donde se restringía el ingreso. El dolor y el afecto sobrepasó la guardia. Los vehículos intentaron avanzar, pero la pueblada taponó el acceso y la custodia presidencial reaccionó. Cristina reaccionó. Máximo también. Bajaron del Renault Scenic y pidieron a la policía no forcejear. Fue en vano. La Cruz Roja asistió a 50 personas durante toda la jornada. Al menos dos chicos fueron sacados del embrollo en alto.
La bóveda de los Kirchner se ve desde la vereda. Allí serán depositados los restos del último presidente del PJ. Junto a su padre y a sus tíos paternos. Después del 11 de septiembre había comprado una parcela más amplia, para levantar allí un gran panteón K, en el corazón del cementerio. Pero la vida, como la política en las legislativas de 2009, le jugó una mala pasada. El cuerpo de Kirchner permanecerá en la capilla del cementerio hasta que se ensanche la puerta de la bóveda, situación que se resolverá en los próximos días.
Después de despedir a su esposo, Cristina se recluyó en la casa que el matrimonio compró tiempo atrás y que había terminado de acondicionar a principios de octubre. Como una paradoja del destino, junto a sus hijos, estrenó la vivienda en la cual imaginaba volver a vivir a Río Gallegos, con su compañero de siempre. Néstor descansa en su tierra natal.