Imprimir Página | Volver a página de inicio

Un pequeño homenaje a un gran hombre.
Por Maria Teresa Marsch.
- - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - -
Nací luego de que muriera Evita, pero antes del salvaje bombardeo en Plaza de Mayo; crecí con padres Peronistas, aunque no entendí, durante mi infancia, por qué había ocultos en el fondo de un placard dos cuadros, uno de una hermosa mujer y otro de un militar a caballo.
Luego supe quiénes eran y por qué no podían mostrarse. Aprendí que era peligroso para mis padres decir que eran Peronistas, supe que estaba prohibido tener retratos de Perón y Evita.
También me enseñaron “el no te metas”. No lo entendía al principio, sí lo hice más adelante, cuando yo misma conocí el miedo de la Dictadura. El miedo de salir a la calle con mi pequeño hijo y no saber si iba a volver a mi casa con el.
Supe lo que habían hecho Perón y Evita por mi madre. Pero yo conocí a otro Perón, no sólo más viejo, eso no hubiera significado nada. Lo conocí rodeado por Isabelita y López Rega. Lo conocí cuando ya estudiaba en otra ciudad y tenía otras referencias.
Por supuesto que no pude aceptar a ese viejo Perón, a su macabro entorno. Por supuesto que me costaba reconocer en ese Peronismo lo que me había contado mi madre. Y discutí mucho con ella porque no aceptaba lo que yo le decía de López Rega. Me decía que “me habían lavado la cabeza”.
No pude siquiera reconocer a mi madre cuando ella aceptó a un Ménem abrazado con Rojas y Alzogaray (que fueron los cucos de mi infancia). No pude aceptar que ella lo aceptara. Y discutimos mucho si Alzogaray no era tan malo porque Ménem lo había convocado o, como aseguraba yo, si Ménem no era tan bueno justamente porque lo había hecho.
Tuvimos que esperar muchos años, las dos, para comenzar a coincidir en que había una persona, un presidente, que comenzaba a gestar un nuevo país, el que ella y yo soñábamos (sin saber cuántas coincidencias teníamos).
No sé si ella votó a Kirchner, aunque supongo que sí, por eso de que si era Peronista… yo sé que no lo voté.
Sólo sé que empecé a prestar atención a su accionar… sólo sé que empecé a pensar que tal vez él era el presidente que yo quería para mi país. No me importaba si era Peronista o no. Me importaba porque hacía lo que tenía que hacer.
Y ese hacer me hizo empezar a confiar. Y ese hacer hizo que me arriesgara votando a Cristina. Y el hacer hizo que supiera que no me había equivocado.
No significa aprobar todo con los ojos cerrados… aunque debo reconocer que si algo no me gusta es porque pretendo más.
También se que la lucha contra los poderosos, de todos los tipos y de todos los tiempos, es muy difícil. Pero hoy nuestro pueblo ha recuperado sus derechos, su dignidad y su capacidad para seguir peleando por lo que le corresponde.
Se que hoy, con el legado de Néstor y la inteligencia y el valor de Cristina, nuestra Patria va a lograr liberarse, de una vez y para siempre, de los buitres de afuera y de los traidores de adentro.
Va a liberarse, para recuperar la alegría que nos robaron durante tantos años.