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Custodiado, enfundado en una campera de jean con cuello de piel marrón.
Trató siempre de ocultar su temible rostro.
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El Tribunal en lo Criminal Nº 1 había dispuesto un severo operativo de seguridad a los efectos de custodiar al imputado Mauro Emilio Schechtel de posibles desbordes que se pudieran producir, teniendo en cuenta la presencia de familiares y allegados de la victima y una presencia masiva de periodismo nacional y regional.
Schechtel, forcejeando con efectivos policiales del Servicio Penitenciario Provincial, más un refuerzo de otros organismo de seguridad, fue trasladado frente al Tribunal al solo efecto de notificarse de las actuaciones, se le solicitó su identidad y fue eximido de estar presente mientras dure el debate oral y público.
Con una actitud hostil, cabeza gacha, sin mirar a nadie, permaneció pocos minutos en el banquillo de los acusados y mirando hacia el suelo respondió a la escasa requisitoria del Presidente del Tribunal.
Al salir de la sala de audiencias, nuevamente los apretujones, las cámaras y una sensación manifiesta de todos los presentes que hace necesario conservar el orden frente a cualquier reacción ante semejante individuo.