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La visión de Mecha Durand.
Humor con inteligencia, carisma, sin frivolidades.
Por momentos se transforma en una fantasía musical.
Diferentes momentos de El Club de las Bataclanas.
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La sorpresa se inicia con la sala a plena luz y una señora mayor que recorre la platea y rápidamente comienza a arrancar las carcajadas con el público en una relación informal y espontánea con los espectadores.
Después de treparse al escenario, haciendo malabares con una plasticidad admirable, Mónica Cabrera, pasa a personificar a seis bataclanas diferentes sumergiéndose en una constante galería apenas interrumpido por los cambios de vestuario y un musical de fondo que la gente acompaña haciendo palmas de manera espontánea.
El momento de mayor disparate tiene lugar cuando Alhelí, una abuela devota de su nieta excita a un cliente cantándole “La reina batata” en clave erótica.