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Columna de opinión.
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La ciudad.
Por Florencia Gaitán.
Calle Natalia Natalia s/n.
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Es de conocimiento público que Coronel Suárez está creciendo día a día.
Cada vez más gente elige, o no, vivir aquí, por lo tanto, nuevos barrios y, en consecuencia, nuevas casas se construyen en este medio.
Si bien en los últimos años esos barrios, y otros más antiguos, fueron asfaltados, el problema radica en que muchas de esas calles no tienen nombre. Avanzamos un paso, pero retrocedemos dos.
En algunos casos, los carteles nomencladores son inexistentes, en otros sólo están los caños negros y no faltan aquellos que están instalados pero no dicen nada.
Resulta casi imposible para una madre llevar a un niño a un cumpleaños a una casa en esas zonas, porque nunca encontrará el cartel que indique cómo se llama la calle por la que transita, ni si es mano o contramano.
¡Imagínese usted lo difícil que debe ser para una persona ajena a Coronel Suárez!
La problemática no es exclusiva de las manzanas aledañas al centro. En algunas esquinas emblemáticas de la ciudad, muchos de estos letreros están torcidos, rotos o cortados a la mitad.
A algunos les han arrancado la chapa con el nombre de las calles, otros están pintados encima.
Están en ese estado desde hace varios meses y no hay vestigios de que la situación fuera a mejorar. Hace muchos años que esta cuestión es remarcada por los ciudadanos, pero parece que hay otras prioridades en la agenda municipal.
Mientras tanto, varias multas son labradas a automovilistas que muchas veces transitan por estas calles sin nombre, sin número y sin dirección, justamente por circular en contramano.
Todos los ciudadanos somos víctimas y sufrimos las consecuencias no sólo de la indiferencia municipal que instala a medias los nomencladores, sino también del vandalismo que fin de semana tras fin de semana se cobra la vida de algún cartel.
En algunos casos, estos jóvenes que se divierten haciendo daño innecesario, son “demorados” y nombrados en los medios para pasar al anonimato al día siguiente. Y parece que lo mismo sucede con los letreros.
A las pocas horas de registrado el hecho son fotografiados para luego ser víctimas nuevamente, pero esta vez del olvido y desinterés. Y así quedan, dañados e inservibles por varios, varios, varios meses.
Señor vecino, si usted a notado lo mismo que yo y tantos otros suarenses, hágamelo saber. Envíeme una carta. Eso sí, la dirección no la sé, la esquina de mi casa nunca tuvo cartel, pero tal vez si juntamos muchos testimonios logremos que, de una vez por todas, sepamos dónde estamos y hacia dónde nos dirigimos.