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Comienza a definirse la suerte del trigo en la zona.

En el primer trimestre las precipitaciones fueron copiosas en el sudoeste bonaerense, pero desde abril casi no volvió a llover. De esta forma, las buenas expectativas iniciales fueron quedando atrás y hoy el sector rural se mantiene en una cautelosa espera que demora las definiciones sobre la campaña triguera 2010/2011. "Con una lluvia de 40 milímetros, se activa de inmediato la siembra", afirman los especialistas.

A escasas semanas del inicio de la temporada de la siembra fina en el sudoeste bonaerense, productores y cerealistas siguen esperando una precipitación de al menos 30 o 40 milímetros que les permita tener la certeza --o al menos un indicio-- de que este 2010, que comenzó tan bien en cuanto a lluvias, seguirá siendo un año propicio para la agricultura.
La importancia de esas precipitaciones no es poca, tomando en cuenta que definirán en gran medida cómo será la próxima cosecha en una región que, junto con el sudeste bonaerense, produce el 50% del trigo argentino.
"El precio del cereal no es tentador --confió ayer el ingeniero agrónomo Eduardo de Sá Pereira, perteneciente al INTA Coronel Suárez--, pero en nuestro distrito existe una buena intención de siembra. La falta de lluvias en las últimas semanas es lo único que está frenando la decisión los chacareros de salir a los campos".
"Si llueve, esta situación de espera cambia de un día para el otro", añadió.
En el primer trimestre las lluvias fueron copiosas en el sudoeste bonaerense. Hubo zonas en las que incluso cayeron 400 milímetros, lo que contrasta sensiblemente con lo ocurrido en 2009. Sin embargo, en abril y lo que va de mayo los registros pluviométricos apenas se modificaron, y los chacareros optaron por la cautela.
"La sensación de que el clima había cambiado perdió vigencia, y hoy el fantasma de la sequía paraliza. Nadie sembrará hasta no contar con humedad suficiente para asegurar la implantación del cultivo", confió ayer el ingeniero dorreguense Raúl Martínez.
Los profesionales consultados coincidieron en algo: la cautelosa espera de muchos productores se terminará ni bien caiga una lluvia de entre 30 y 40 milímetros.
"Aunque algunos suelos profundos tienen humedad, necesitamos que llueva un poco más --continuó el ingeniero suarense De Sá Pereira--. Necesitamos que caigan unos 30 milímetros más en forma uniforme, para que los chacareros se decidan de una vez por todas a sembrar".
El ingeniero remarcó que, si bien el área triguera viene disminuyendo paulatinamente en Suárez en los últimos años, los chacareros volverán a sembrar ni bien tengan la posibilidad, a fin de recuperarse económicamente y, de esta forma, tener una base para apostar a la más rentable (y también más costosa) cosecha gruesa.
"En Suárez, el promedio histórico es de 120 mil hectáreas sembradas con trigo. En los últimos años caímos hasta las 89 mil pero, si ahora llueve lo necesario, calculo que podríamos superar las 100 mil", remarcó.
Con él coincidió el ingeniero Aldo Ceccolini, de Carhué, quien indicó que por el momento hay mucha cautela en el distrito de Adolfo Alsina.
"Muy pocos productores pudieron aprovechar las lluvias de febrero y marzo para hacer barbechos, fundamentalmente debido a la falta de recursos --explicó--. Entonces hoy la realidad indica que, si no caen 30 o 40 milímetros, no podemos pensar en sembrar. Tenemos tiempo hasta el 20 de julio, pero es necesario que cambien las condiciones climáticas".
En Tornquist, el ingeniero agrónomo Federico Labarthe, de la oficina de INTA local, sostuvo que la intención de siembra de cultivos finos aún es baja en el distrito.
"Por el momento, se ven muy pocos barbechos. El productor está esperando más lluvias para definir los pasos a seguir", comentó.
"Si antes de julio no cae alguna lluvia importante, la campaña de este año volverá a ser pobre. Necesitamos 40 milímetros que caigan en un solo día como para poder empezar a trabajar", agregó.
Las necesidades mínimas de lluvia varían de una zona a la otra. En el oeste de Puan, por ejemplo, se necesitan unos 20 milímetros, mientras que al sur de ese distrito el requerimiento inmediato es de 50 milímetros.
"De otra forma, la intención de siembra fina seguirá siendo muy mala en este distrito. Lo bueno es que, si este fin de semana se presentan lluvias, el panorama podría cambiar mucho de inmediato", expresó ayer el ingeniero agrónomo puanense Mario Tranier.
El profesional reconoció que, tras el auspicioso inicio de año, la falta de lluvias de los últimos 45 días "reavivó la preocupación del sector rural, que viene golpeado por una sequía de años".

Llovió poco, ¿lloverá menos?
Más allá de las condiciones de mercado, la falta de lluvias en los últimos 45 días se ha transformado en la principal variable a tener en cuenta por los productores a la hora de definir la intención de siembra del trigo, el cultivo más importante de esta región bonaerense.
Desde diciembre último se apreciaron importantes marcas --que se magnifican al ser comparadas con las de la histórica sequía de las anteriores tres campañas--, pero lo cierto es que los registros desde los primeros días de abril último hasta ayer, inclusive, están por debajo del promedio.
No menos cierto es que las lluvias del verano permitieron lograr un perfil de humedad que, de acuerdo con los trabajos realizados en cada campo, se mantiene hasta hoy, habida cuenta de la incidencia de una menor temperatura ambiental. Sin embargo, los productores no dejan de pensar en qué sucederá si siguen pasando los días y no cae una precipitación de relevancia.
Las predicciones climáticas de los expertos no son alentadoras. Los más optimistas hablan de registros de lluvia, para los próximos meses, similares a la media de las últimas décadas. Para los campos en los que no se trabajó para reservar humedad, esta es una mala noticia.
Otros especialistas han afirmado, en los últimos días, que se espera un otoño más seco que lo normal, habida cuenta del alejamiento del evento El Niño y una mayor presencia de La Niña, que indica la ausencia de lluvias de trascendencia. Lo que no se ha podido precisar es, justamente, el alcance de este último fenómeno.
Desde el Servicio Meteorológico Nacional (SMN), por ejemplo, para el trimestre mayo-junio-julio se pronosticaron precipitaciones y temperaturas "normales" a "inferiores a las normales".
Esto ya se comenzó a observar en sitios como Coronel Pringles, donde en abril no llovió ni un milímetro, después de tres meses por demás interesantes, con 37, 186 y 153 milímetros. Algo semejante sucede en Coronel Suárez, sin marcas en el mes anterior, tras un trimestre con registros de 29, 146 y 121 milímetros.
En Pigüé, en tanto, llovieron 7 milímetros (cuando entre enero y marzo cayeron 30, 78 y 145, respectivamente); en Puan, 10 (30, 130 y 119) y Patagones, 7 (39, 78 y 145).
Las dos excepciones se dan en Médanos, con 44 milímetros (44, 112 y 97), y en Tres Arroyos, con 38 (50, 259 y 80).
Hoy, el requerimiento promedio en la región cercana a Bahía Blanca es de 50 milímetros, con picos de 30 y de 70. En caso de que esto no suceda en las próximos días, cada productor deberá tomar decisiones inmediatas para aprovechar la humedad que se sostiene del verano.

La caída de las lluvias en abril

Punto testigo Ene. Feb. Mar. Abr. Total
Coronel Pringles 37 186 153 0 376
Puan 30 130 119 10 289
Carhué 22 166 190 0 378
Pigüé 12 156 118 7 293
Patagones 30 78 145 7 260
Coronel Suárez 29 146 121 0 296
Tornquist 35 126 88 15 264
Coronel Dorrego 100 237 70 22 429
Médanos 44 112 97 44 297
Tres Arroyos 50 259 80 38 427

Fuente: www.lanueva.com (La Nueva Provincia)

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