Su madre, embarazada de él, no pudo desembarcar en las costas uruguayas del barco que los traía desde Alemania. Toda la familia venía de un largo trayecto con partida en Rusia, pasando por Polonia, y tomando después un barco en Alemania en busca de un mejor destino, hacia tierras americanas.
No pudo desembarcar porque creyeron que tenía en los ojos una enfermedad que daba el pretexto para regresarlos al país de origen.
Aquí quedaron su padre y un hermanastro. Volvieron al país y esta vez para quedarse 2 años.
El recuerda, entre risas, que su madre, cuando se reencontró con su padre en Pueblo San José, éste traía un carro y 4 caballos flacos, por lo que motivó la expresión de la mujer: “¿y este es todo el capital que hiciste en Argentina en estos dos años?”.
Ese capital lo había hecho como podía, juntando leña en los montes de La Pampa y trasladándolas para alimentar las estufas y las cocinas de los hogares de los Pueblos Alemanes.
A su padre le ayudó en las tareas del campo. Y trabajó durante mucho tiempo en el campo de Bernardo Bhole, donde se constituyó “en el mejor peón que tuve”, según reconoció años después su patrón.
Hoy mira el crecimiento de Pueblo San José y se enorgullece de todo lo logrado y todos los años transcurridos.
También recibirá una distinción por sus años, su trabajo y su pasado de inmigrante.