“Si bien no hemos controlado las estadísticas con lo que ocurrió en años anteriores es evidente que desde el mes de enero tenemos una increíble cantidad de denuncias por violencia en el seno familiar. Las denuncias que más recibimos son de parejas o matrimonios que tienen problemas de violencia física, emocional o económica”.
Las profesionales ratificaron que “nos ocurre que de una misma familia a veces hay denuncia y contradenuncia entre las parejas y lo que más nos preocupa es que hay niños de por medio. La situación es grave, porque se trasladan los problemas al colegio, los dos padres que trabajan y el planteo de quien se queda con los chicos, muchos casos en los cuales el padre no pasa la cuota de alimentos, que no se ponen de acuerdo con los regímenes de visita. Si hay violencia, no es fácil llegar a un acuerdo de partes y todo se complica y esto lo sufren muchos los chicos”, explicó María del Carmen Pérez.
Por su parte, Cristina Suárez aportó lo que ven diariamente en el Servicio de Violencia, como resultado de lo que sufren los niños que se crían en un entorno violento: “Depende siempre de la edad cronológica del niño y de la situación, porque no siempre hay una separación de hecho. A veces los niños viven en situaciones de conflicto con crisis más agudas. Lo que se observa es que los niños criados en este entorno tienen inseguridad, ansiedad, dificultad para organizarse internamente. El niño espera siempre la nueva crisis y son inestables emocionalmente”.
Otro caso es cuando se da la separación, cuando el niño queda generalmente a cargo de la madre, pero sin resolver los conflictos y los chicos son utilizados como mensajeros de los problemas de relación de los adultos y de los manejos de los padres. Misión que asumen como propia, son niños que dejan de vivir la infancia o adolescencia y se convierten en pequeños adultos”.
Las profesionales consultadas alertaron sobre depresiones en los niños, con cuadros muy severos en la infancia, que generalmente está relacionado con situaciones límites de desamparo, violencia y agresión.
Dijeron además que muchas veces son los docentes, en las escuelas, quienes logran conectarse afectivamente con los niños que viven situaciones de violencia en sus hogares y “si la conexión afectiva se da, el chico termina hablando de la situación y este puede ser el punto de partida para comenzar a buscar una salida a través del tratamiento, de la terapia, para las familias que viven en este entorno”.
Pero anticiparon que “estamos dispuestas a hablar con todos los que quieran consultarnos sobre como prevenir las situaciones de violencia, como encontrar otras formas más sanas de relacionarse entre los adultos, pero necesitamos que quienes están en esta situación estén dispuestos a escuchar”.