Desde el inicio del tradicional Vía Crucis del Viernes Santo frente a la Parroquia Nuestra Señora del Carmen, avanzando luego por diferentes arterias hasta ingresar a la Avenida San Martín y desde allí hasta la rotonda del Cristo, el público se fue sumando a la impresionante cantidad de fieles que fueron de la partida y que en cada esquina , especialmente en el barrio San Martín, grandes y chicos se incorporaban al paso del grueso de la columna que era encabezada por el Cura Párroco Diego Kessler, el Diácono Maximiliano Garaycochea y los monaguillos.
A la distancia era conmovedora la presencia multitudinaria de fieles, las expresiones de congoja y dolor en cada estación y después en la llegada al Cristo, donde aguardaba una verdadera muchedumbre, algunos con sus velas en las manos y en profundo silencio fueron testigos de la escenificación de la pasión y muerte de Jesucristo bajo una noche estrellada y con temperatura en descenso.
Fue intenso el trabajo de los organizadores, todos los movimientos de la Parroquia, el Coro que de manera maravillosa acompañó el final del Vía Crucis frente al Cristo del camino, donde el público pudo revivir de manera emotiva y hasta dramática el momento culminante y doloroso del Viernes Santo.
Una narración pausada, acorde a las características de la jornada, fue describiendo las últimas estaciones, mientras los fieles tomaron ubicación frente al imponente escenario natural.
Un amplio dispositivo de la estación de Policía Comunal y de la inspección municipal, formó parte de la seguridad, para ordenar el tránsito y la posterior desconcentración hacia diversos sectores de la ciudad.
Una verdadera muestra de fe, en un Viernes Santo que volvió a caracterizarse en la ciudad por una notable presencia de fieles en cada una de las ceremonias previstas por la Parroquia en nuestra ciudad y en los Pueblos Alemanes que también con manifestaciones similares, se asociaron a esta fecha tan sentida para la comunidad católica.
Fotos de Juan Schtre.

 

 

 

 

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