Las puertas de los colegios que sobrevivieron a los temblores, así como las que se levantaron en los campamentos tras el terremoto, en rigor nunca cerraron desde el fatídico 12 de enero, cuando un sismo de 7 grados en la escala de Ritcher dejó en ruinas a casi todo Haití.
Siempre seguieron recibiendo a los niños pero, en lugar de impartir clases, lo hacían para abastecer comida, lo que representaba para muchos el único plato del día. A partir del lunes, el desolador panorama comenzará a quedar atrás porque las escuelas volverán a su curso normal.
La vicepresidenta primera del Gobierno haitiano, María Teresa Fernández de la Vega, anunció que el 5 de abril se reanudan las clases en el país caribeño. La noticia alienta a toda la comunidad internacional, que ayer se comprometió a donar unos 4000 millones de euros para reconstruir el país.
Según informa el diario español El País, las clases no serán iguales porque, en una primera etapa, los docentes no dictarán los contenidos para realizar actividades lúdicas con los chicos. La meta es ayudarlos a superar el drama que viven.
"Estos primeros meses, los profesores van a jugar y hablar con los niños. Todavía no están preparados. Necesitan volver a la vida normal", explicó Montse Barroso, del Programa Mundial de Alimentos.
Naciones Unidas calcula que más de un millón y medio de personas han perdido sus hogares, mientras que los campos de refugiados surgen todavía en cualquier plaza o descampado.