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Carta abierta.

 

Para reflexionar…

Hola ciudadanos de Coronel Suárez, como par de ustedes, como una más del montón y como persona a lo que le pasa lo mismo que a todos pero que es necesario contar, he decidido contarles una situaciones vivida por mí y por mi padre, en el Hospital (en el que todos tenemos derechos a ser atendidos, bien atendidos), acontecidas el día jueves 25 del corriente mes.
Mi nombre es Analía Daher, y deseo contarles lo que me sucedió porque sé que le pasa a muchos y no por esto debe ser tomado como normal o correcto, creo.
El día 25 de Marzo, al encontrarme con mi padre descompuesto, con 39,5 grados de fiebre y muy dolorido, previo a llevarlo al hospital, ya que es afiliado a Pami y debe dirigirse allí ante una urgencia, llamé por teléfono, para consultar si el médico de guardia estaba en el hospital y si estaba atendiendo, (porque no sé si está al tanto, más de una vez, los médicos de guardia no se encuentran en sus puestos de trabajo, y si está al tanto, es lamentable que no se resuelva esa situación), como decía, realicé el llamado telefónicamente y realicé la consulta antes mencionada, explicándole a la persona que me atendió que yo debía levantar a mi padre, con semejante temperatura, a lo que me respondió, que por supuesto, que hay médico de guardia las 24 hs., y que no había a nadie esperando en la guardia para ser atendido. Teniendo esto en cuenta y que además si esperaba al horario que atiende el médico de cabecera del Pami, y que no teníamos turnos para dicha atención, lo tenía que exponer a una espera demasiado prolongada para su estado, agregando riesgos debido a los mareos que sufría por la elevada fiebre. Así que, subí a mi padre al auto y 13:45 hs., estaba ya en la guardia del hospital.
Sin que hubiese nadie siendo atendido en la guardia, nos hicieron ingresar a los consultorios de dicho lugar, 14:05 hs., con mi papá en esas condiciones, nos atendió un enfermero que le midió la presión sanguínea y las pulsaciones a mi padre, luego una enfermera, la temperatura corporal, y nos comunicaron que enseguida llegaría el médico de guardia, el DR. Rogelio Urízar. Quien se hizo presente 15:20 hs. Según las enfermeras ante mi consulta de cuánto tardaría, dijeron que no sabían porque estaba en terapia.
¿Es que el Hospital cuenta con un médico de guardia que además de atender las urgencias debe atender terapia?, ¿cómo ciudadanos que merecemos ser atendidos en una urgencia, no merecemos que haya un médico para cada cosa?, ya que una sola persona, lamentablemente no puede hacer las dos cosas, y eso quedó en evidencia. ¿No debería tramitarse?, ¿O acaso eso no importa?
Pero eso no es todo, mientras esperaba, recibo el llamado telefónico de mi madre, preocupada por el tiempo que llevábamos en el hospital, y mientras hablaba con ella y le explicaba que el médico de guardia estaba atendiendo la terapia y que llevábamos una hora casi y media esperándolo, el médico antes mencionado aparece en el pasillo y al escuchar mi comentario, mientras yo estaba hablando por teléfono, desde el consultorio 4, me grito: “¡¡ Y me vas a seguir esperando!!!”, estando yo en el consultorio 1.
La pregunta es ¿merece una persona que hace tanto que espera al médico, primero una intromisión en una conversación ajena, segundo con un tono que creo no corresponde a un profesional, y tercero ante una persona que está esperando ser atendido por un doctor, que ha elegido una carrera donde existe el trato directo con la gente?, ¿tanto le molestan sus pacientes que se dirige de esa manera?
No estoy cuestionando su capacidad como médico, no me interesa, aunque no me faltan pruebas de errores terribles que ha tenido con sus diagnósticos, en otro momento, con personas de mi familia, pero eso es tema aparte.
Me interesa que sepan, que tipo de trato, ha tenido este señor, en este caso en especial.
Seguida esta situación a la que no contesté, porque si hay algo que me han enseñado mis padres, es a ser educada y a no reaccionar de maneras tan bajas como uno suele ser tratado.
Luego de ésta situación, el doctor, primero atendió a otras dos personas que llegaron a la guardia después que mi padre, se fue a hablar por teléfono y luego de eso decidió venir a atenderlo. No dejándome entrar al box de guardia con “MI PADRE”, ya que como tantas veces lo he hecho, por una cuestión de que mis padres son grandes, explican la mitad de lo que les pasa y entienden parte de lo que les explican. Usted sabrá de qué se trata cuando hablamos de personas mayores. Por otro lado, estoy a cargo de mis padres y soy quién está con ellos para ayudarlos, todo el tiempo. Pero no sólo que no me dejó entrar sino que al momento que intenté entrar con él, me intentó cerrar la puerta en la cara y yo al frenársela, me dijo que él tenía que examinar al paciente de muy mala manera, mientras seguía haciendo fuerza para cerrar la puerta a lo que contesté que podía dirigirse hacia mí con respeto, porque yo no se lo faltaba y que por lo menos podía decirme “buenas tardes”, como creo que lo hacemos normalmente las personas bien educadas o con buenos modales, ¿no?
Luego de salir del box, donde estuvo como media hora hablando de todos los temas cotidianos que una persona puede charlar, a mi sentir adrede, ante mi necesidad de explicación sobre lo que debíamos hacer para el tratamiento, me dijo que ya me escribía las indicaciones, pero como cualquier persona que va al médico, yo necesitaba sus explicaciones, no solamente un papel escrito que dijera cada cuanto debía colocarse una inyección, además necesitaba saber para qué. No creo estar tan equivocada en esto ¿no?
Pero aquí tampoco termina todo. Como soy docente, y sin saber que él era nuestro médico auditor, pedí la constancia para solicitar la licencia a la enfermera, ya que tuve que faltar a mi trabajo, y me dirigí a una de las instituciones educativas en las que trabajo, en donde me informaron que el doctor Urízar y el doctor Rubens eran los médicos auditores y la dirección del consultorio de ambos. A donde me dirigí por supuesto para solicitar mi licencia, encontrándome con la sorpresa que este último figura como médico auditor pero que no está trabajando como tal, pero sí que debía ir a la guardia del hospital a que el Doctor Urízar me extendiera mis constancias de licencia. Entonces, el médico de guardia, ¿además de atender la terapia, puede realizar licencias?, o sea que ¿no existe aquí una superposición horaria de cargos y de funciones? ¿O sólo la superposición horaria cuenta para los docentes?, y para culminar tuve que esperar 2 horas más para que el tan mencionado doctor realizara y completara las planillas que necesitaba para mi trámite, ¿es justo que una personas espere 2 horas al médico auditor?, ¿y si la persona enferma hubiese sido yo y tuviera que haber esperado ese tiempo sintiéndome mal?, como tantas personas que estaban enfermas esperándolo para el mismo trámite y tuvieron que esperar lo mismo. ¿Es esto humano?, piense usted si no le han pasado situaciones similares. ¿Conocen las autoridades este tipo de situaciones?, y si las conocen ¿no hacen nada para revertirla?. ¿Es justo que una persona por tener un título universitario piense que puede tratar así a los demás? Sobre todo y como dije antes, cuando la profesión es elegida y se sabe que se atenderá a personas. Cuando a la gente no le gusta estar en contacto o atender a otras personas, normalmente debería elegir otra profesión que no le disguste realizar. ¿No cree?
También quiero que sepan, que éste reclamo, lo hice en forma escrita a la Directora del Hospital (por la forma en que fui tratada por el Médico en cuestión, y al Consejo Escolar por su trabajo de auditor superpuesto con el de guardia y la ausencia de atención del DR Rubens como auditor de los trabajadores del sistema educativo. Como sabemos que éstos reclamos quedan en una cajón, decidí hacer el reclamo también en forma pública, pues me interesa, no emitir juicios de valor, sino que todos y cada uno pueda interpretar una situación así, porque además sé, que no ha sido a mí a la única persona que le sucedió esto, que muchos se pueden sentir identificados, y me interesa que otras personas puedan también realizar sus reclamos sin miedo a ser mal atendidos por ello, porque además vivimos en una sociedad democrática pero ante todo, en la que debemos respetar al otro.
¿Si todos hacemos los reclamos correspondientes ante quien corresponde, podemos mejorar juntos la atención pública?, ¿Lo intentamos?

Analía Daré - 02923 15 515032

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