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Editorial. Conciencia Interior.

“Al Sudoeste lo van a poder encontrar sólo en los libros de historia”.

Puede ser que todo nuestro país esté conforme con la actual gestión de gobierno, dado que pareciera que la rutina sigue su marcha con el fútbol y la telefonía celular al alcance de todos, o casi todos.
Pero la realidad para los habitantes del sudoeste es perversa, a pesar de los retoques cosméticos que no hacen más que ponerle un manto gris pseudo-progresista a un futuro que veremos teñido de deudas contraídas en el presente y que deberemos pagar por un largo tiempo.
El sudoeste bonaerense sufre una situación de absoluta desigualdad: igual carga impositiva ante rindes que no alcanzan a la mitad de lo que logra el resto de la provincia.
En el sudoeste, el ganado y el trigo constituyen los dos productos por excelencia, inevitables… y deseables, dadas las limitaciones climáticas; el resto de las actividades dependen en gran medida de lo que les ocurra a estos dos pilares.
La soja y otras fantasías son nada más que eso: una película que jamás lograremos ver.
Sin embargo, sí alcanzamos a ver la sorprendente falta de solidaridad, recubierta por una costra lamentable de inercia, inoperancia y desconocimiento, del resto del país respecto de nuestra región.
Aquellos que se creen a salvo, subsisten con subsidios y penosas actitudes serviles dignas de un Estado monárquico, confundiendo actitud política con inacción alarmante.
Entre otras cosas, el impuesto al cheque es ahora parte de las oraciones matutinas de los gobernantes, las retenciones -ese escandaloso impuesto a la producción, digno sólo de un estado ineficiente que no sabe recaudar si no es por adelantado-, pretenden haber llegado para quedarse.
Estas medidas, entre otras, procuran “sondear” a la población, para instalarse si los habitantes no reaccionan rápidamente y alzan la voz, y son las herramientas cotidianas de un manejo digno de una dirigencia adolescente, voraz y caprichosa.
La situación del sudoeste es dramática. Las instituciones que han trabajado por años en programas para la región, ni siquiera son consultadas, sino que deben arrodillarse para recibir las soluciones mesiánicas, cuando no pasajeras, de personajes que pocas veces han salido de atrás de sus escritorios y que toman un avión para venir a cosechar aplausos comprados.
Ante este estado de absoluta falta de libertad para poder vender la producción sin estar en la lista de los elegidos por el poder supremo, invitamos, solicitamos, instamos a las instituciones que nos representan gremialmente, a los ciudadanos que deben apoyarlas, a los representantes del pueblo elegidos el 28 de junio, y a todos aquellos que tienen la inmensa responsabilidad de no hipotecar el futuro del sudoeste, a estar alertas y a no ceder ante el atropello de las libertades de una franja del país, cuanto menos, que se resiste a olvidar el valor sublime de poseer la LIBERTAD de sus actos.
QUIEN QUIERA OÍR... QUE OIGA.

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