Es que con el transcurrir de los días y el uso indebido se rompieron muchos de los juegos.
Ya se han tenido que enviar a reparar todos los juegos de los más chiquitos, como tobogán, calesita y otros, porque se supone que los han utilizado chicos más grandes y a veces muchos a la vez, por lo que se partieron en varias partes.
También deterioraron los juegos de madera y otros con destino a los chicos discapacitados.
En este caso se destrozaron todos los cintos de sujeción para que estos niños especiales puedan disfrutar de juegos como la hamaca, por ejemplo.
Daniel Schwindt dijo estar muy amargado por esta situación, por lo que hablará con las instituciones, debido a que hay que encontrarle una solución a esta conducta que sin duda tiene un trasfondo de reclamo social o de situación social especial, no necesariamente relacionado con cuestiones económicas.
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