Bajo la organización de la Parroquia Natividad de María Santísima de Pueblo Santa María se llevó a cabo la Santa Misa en Acción de Gracias presentando una serie de peticiones con el ofrecimiento a Dios de todo nuestro esfuerzo agradeciendo los beneficios recibidos, como expresó el Sacerdote a la hora de la consagración.
A las 18:00 horas se inició la procesión partiendo desde el templo de Santa Maria portando la imagen de la Virgen transportada en una carroza alegórica para ser recibida por todos los fieles que se encontraban en la Ermita ubicada en el acceso a Pueblo Santa María.
En el lugar se revivió el tradicional ritual al conmemorar los 45 años de la bendición de este amplio espacio que se conserva de una manera prolija, ordenada, manteniendo toda una tradición que se inicio un 21 de Febrero de 1963, cuando ante la desesperación de la población por la inmensa sequía de la época, fue el Cura Párroco Juan Peter quien organizó varias procesiones y como agradecimiento por las lluvias, que por fin llegaron, el recordado religioso desafió a la comunidad para construir una Ermita.
De aquel acontecimiento, se han cumplido 45 años, y por ello el domingo pasado se reitero esta significativa ceremonia que resulta altamente emotiva, especialmente la llegada de la carroza que traslada la imagen de la Virgen, réplica de la que esta entronizada en la hermosa gruta, adornada con las espigas de trigo que como en la sequía del 63, nuevamente los hombres de trabajo del campo y la comunidad renuevan el agradecimiento a Dios y a la Virgen por las bendiciones recibidas.
El lugar, con las últimas lluvias, presentaba un aspecto verde impecable, además del estado de conservación que responde al mantenimiento que hace Oscar Baumgertner y su madre, responsables del mantenimiento del lugar.
El mensaje de la liturgia del domingo presentaba el interrogante, sobre la posibilidad de darle a este mundo, a nuestra vida, otra figura, otra fisonomía, transformarlo, hacerlo mejor.
Fue cuando el sacerdote en la homilía, expreso que “la transfiguración de Jesús nos muestra que esa aspiración es posible, al ser ciudadanos del cielo debemos subir a la montaña a orar, estar con Dios, apoyarnos en el otro a la vez, hay que escuchar y seguir al hijo predilecto del padre”, agregó el celebrante.
Una tarde excepcional, en el segundo domingo de cuaresma, una feliz coincidencia y la respuesta del pueblo de Dios, el Señor es mi luz y salvación.