La Nueva Radio Suárez consultó a quien está a cargo del Servicio de Violencia Doméstica, la Licenciada Claudia Biurrarena, sobre esta problemática que afecta a un buen número de mujeres.
“La violencia deja secuelas serias e importantes, sean víctimas o sean testigos, como es en el caso de los hijos, y si bien en estos últimos años hay una apertura muy importante lográndose mayor concientización –esto hay que agradecerlo a los medios masivos de comunicación que han hecho un muy buen trabajo-, la mujer debe tomar en cuenta y registro que ante una situación de maltrato debe buscar ayuda” señaló la profesional entrevistada.
Luego agregó que “en este sentido estamos mucho mejor que hace diez años atrás cuando comenzamos con el servicio: hay una Comisaría que toma la denuncia, profesionales que integran el servicio local que están dispuestas a contener y ayudar y un refugio que funciona desde hace un año y medio en el caso en que deba salir momentáneamente de su casa”.
Continuó diciendo la Licenciada Claudia Biurrarena que “de todas maneras observamos que falta información sobre la implicancia de lo que puede pasar si la mujer sigue en el círculo de violencia, por lo cual es importante que sostenga la decisión de cortar con esta situación, porque nos sucede que muchas veces se toman medidas, incluso judiciales, y luego la mujer permite otra vez el ingreso al hogar del hombre violento, se produce lo que llamamos un estado de luna de miel, para el poco tiempo volver a producirse la violencia psicológica o los golpes”.
Más adelante en la entrevista, la Jefa del Servicio Municipal de Violencia expresó que “y si pensamos en una relación que se gestó desde el noviazgo, transcurridos los años, el daño físico y psicológico es tan profundo y el límite entre agresión verbal y física tan finito que ante el menor inconveniente se puede producir una tragedia familiar, y en nuestro distrito tenemos registros policiales lamentables en este sentido”.
Dijo que “si bien en algún momento se pensó en llevar adelante una terapia de grupo destinada a los hombres violentos, en realidad esto fue imposible, porque no es fácil que la persona violenta reconozca su error, que está haciendo algo mal y, por ende, tenga el sentimiento de culpa y la angustia suficiente para buscar y aceptar ayuda”.
Por último, a modo gráfico, expresó que “a más años de convivencia, mayor agresión y más difícil salir. Obviamente que siempre hay que tratar de buscar ayuda externa. Pensemos en los hijos, que son testigos de esa violencia, para los que es casi seguro que en su vida adulta repitan el modelo que han aprendido desde chicos”.