Poco antes de que se produjera la inauguración y entrega del edificio definitivo del Taller Protegido, antes incluso de que llegaran las autoridades, los operarios de la institución no pudieron con su ansiedad y se dieron un gusto: recorrieron curiosos y expectantes cada una de las habitaciones que conforman el edificio donde a partir de febrero estarán trabajando.
Lo hicieron asombrados, gustosos y felices. Mucho les han hablado de esta nueva casa que por fin van a pasar a ocupar en breve.
Es que el lugar donde estaban, cedido por la Sociedad de Beneficencia les vino muy bien en su momento, pero ahora, les quedaba chico debido a la producción que realizan y a la cantidad que son.
La recorrida terminó pronto: llegó Delia Persischini y dijo que debían salir porque la recorrida para mostrarles el lugar era una sorpresa que les tenían reservada para el final del acto protocolar.
Por lo que cuando pudieron formalmente ingresar al edificio, otra vez asombrados, recorrieron las nuevas instalaciones.

 

 

 

 

 

 

 

 

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