En el principio se utilizó el mismo espacio que para la capilla estaba construyendo un Sacerdote especial que tuvo Santa Trinidad, el Padre Carlos Amuchástegui. Y por la fuerza y el empuje de dos mujeres, Norma y Susana, que también sufrían en sus mismas familias las inquietudes por la pérdida del trabajo de sus esposos.
En ese primer tiempo los chicos comían los sábados al mediodía en pupitres, con platos grandes de vidrio que se caían y se rompían. Y lo que sobraba se lo llevaban en viandas para compartir con sus padres y otros hermanos muy pequeños, al día siguiente.
Con el transcurrir del tiempo, y la solidaridad de la gente, las cosas fueron mejorando: la pequeña cocina familiar, pasó a ser un espacio independiente donde en la semana se horneaba pan y otras comidas, tarea a cargo de mujeres desocupadas. Se hizo el comedor amplio y cómodo para los chicos.
Ahora hay en el lugar servicios de promoción, como por ejemplo ayuda en las tareas escolares, espacio para jugar en el patio y practicar de manera informal algunos deportes y otras actividades que se programan desde una comisión que trabaja en forma incansable y anónima, con el objetivo puesto en mejorar la niñez y contribuir de esta manera con las familias.
El miércoles 4 de noviembre se ha previsto un acto para celebrar estos 10 años y agradecer a quienes en forma solidaria han contribuido para la continuidad de la tarea.
Lo dijo a La Nueva Radio Suárez Norma Gaab, incansable trabajadora del lugar.