Carta abierta para reflexionar.
He protagonizado un incidente, eminentemente personal, que me hizo reflexionar sobre la necesidad de darlo a conocer al solo efecto de que al contarlo a viva voz, se pueda calmar el sentimiento de impotencia que provocó en mi éste hecho, y también como una manera de alertar a los padres cuyos hijos concurren al Polideportivo Municipal ha realizar las obligatorias prácticas deportivas escolares, quienes sin saberlo pueden estar en riesgo.
Desde hace tiempo he venido observando que cada vez son más los menores de edad (15, 16, 17 años) que concurren allí en automóviles y camionetas, ya que habitualmente dos veces por semana traslado a mi hija y a alguna de sus compañeras a ese lugar.
Siendo las 14:55 horas del día 3 de noviembre me dirijo por calle Mitre y al llegar a Israel giro hacia la derecha e intento estacionar lateral al cordón, mas o menos a un metro de la esquina. Con sorpresa observo que una camioneta gris que se encontraba estacionada a mitad de cuadra sobre la misma mano comienza a circular marcha atrás empujando con su parte trasera la delantera de una break color azul marino, al mejor estilo de los autitos chocadores, en algún tipo de alegre juego que entusiasmaba tanto a los ocupantes de ambos vehículos, todos jóvenes de entre 16 y 18 años, que participaban entre risas y algarabía, de manera tal que no advirtieron que detrás de ellos se encontraba nuestro coche hasta que chocaron con la trompa del mismo, a la vez que incesantemente trataba de alertarlos con la bocina de mi auto. Al señalarle en voz alta “Querido… ¿Qué hacés?” descendieron de los dos vehículos una gran cantidad de jóvenes ( por supuesto mas pasajeros de los que aceptaría la cobertura de un seguro) que vociferaban: “no pasó nada”… “no es nada”… “tengo carnet” y etc. etc.
Con muy malos modales y una soberbia digna de los mas encumbrados reyes Europeos en sus épocas de gloria. Para mi sorpresa ninguno de ellos atinó a una disculpa y en ninguno de ellos pude observar un gesto de preocupación por lo que podría haber sucedido, quizás una rotura mayor del auto propio de ellos o llegando a más, quizás cualquiera de nosotros podría haber resultado herido.
Mi análisis pretende ahondar un poco mas y conjeturar si en lugar de haber colisionado levemente con la carrocería delantera de nuestro vehículo hubiera sido el cuerpo de algún niño, niña o joven que intentara cruzar la calle para llegar a la cancha del otro lado de la calle?
No puedo dejar de pensar que la palabra PADRES debe suponer por sobre todas las cosas ADULTOS RESPONSABLES, que tenemos la obligación de velar por la integridad de nuestro hijos y por lo tanto deseo solicitar a las autoridades competentes que dispongan del personal necesario, ya sean vigiladores e inspectores de tránsito, para que nos ayuden a cuidar a los menores que deben concurrir a cumplir con sus obligaciones deportivas y primordialmente para que no sean víctimas de ésos otros jóvenes que allí concurren con un manto de arbitrariedad y excesos, que nos demuestran que muchas veces poseer un documento “habilitante para conducir” no dota a quien lo posee de la CONCIENCIA MORAL que debe respaldar todo derecho ciudadano.
Soy una mujer adulta que pertenezco a una época en la cual nuestros mayores se aseguraban de que conociéramos y practicáramos las palabras RESPETO, LIMITES y por sobre todo que “NUESTRA LIBERTAD y NUESTROS DERECHOS terminan donde comienza los de los demás y que EN CADA ACTO DE NUESTRA VIDA, INEXORABLEMENTE, DEBEMOS RESPONSABILIZARNOS DE NUESTRAS ELECCIONES.
GLADYS DE LOS ANGELES, DNI 14.734.748