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Aumenta la expectativa para precisar la calidad de la fina.

En varios distritos comenzó la cosecha de los cultivos de trigo y de cebada.
Por las reservas hídricas, hay marcadas diferencias entre las zonas bajas respecto de las que poseen lomadas.

El inicio de la cosecha fina, especialmente en trigo y en cebada, comenzó a marcar la historia de la campaña 2016/2017 en sectores emblemáticos de los cultivos de invierno en el sudoeste bonaerense y en el sur de la provincia de La Pampa.
Así entonces, no sólo se han incrementado las expectativas en el trigo, con una prometida recuperación en siembra del 25% (515.000 hectáreas), que espera una secuencia semejante en producción, sino respecto de la calidad por la aplicación, en la mayoría de los casos, de paquetes tecnológicos.
De acuerdo con un informe del departamento de Estimaciones Agrícolas de la Bolsa de Cereales de Buenos Aires, cuyos integrantes realizaron la última semana la gira agrícola, se daban dos situaciones contrapuestas en cuanto al estado hídrico de los cuadros de fina.
Por un lado, los sectores más extendidos de los potreros presentaban aún buenas reservas hídricas producto de la cercanía a las napas freáticas. En cambio, en ambientes de media loma y loma la falta de precipitaciones de las últimas semanas mantenían las reservas hídricas en niveles moderados a regulares.
Las condiciones de tiempo húmedo durante el otoño generó importantes retrasos en la siembra de la fina este año. Esta realidad originó que, actualmente, los lotes se encuentren transitando recién etapas fenológicas de llenado de grano, marcando una demora en comparación a la campaña previa.
Los lotes sembrados con trigo a principios de la ventana se encontraban prontos a cosecha, particularmente en el distrito de Patagones, donde las siembras fueron muy tempranas.
En cambio, los lotes que se implantaron de manera más tardía --según el trabajo de la Bolsa-- se encontraban llenando granos y marcando una demora en su desarrollo en comparación a la campaña 2015/16. Esta demora provocó que los cultivos transiten el período de definición de rendimiento bajo condiciones climáticas menos favorables.
En cuanto al suelo, los perfiles se encontraban con reservas de moderadas a regulares, las cuales restringen el llenado de granos.
Por otro lado, las temperaturas fueron muy bajas durante finales de octubre provocando daños parciales por heladas; para luego incrementarse hacia noviembre acelerando la pérdida de humedad de los lotes.
El informe de la Bolsa porteña precisó que el nivel de tecnología aplicado durante la actual campaña es medio-alto en gran parte del área analizada. En fertilización aumentaron las aplicaciones de base y las refertilizaciones nitrogenadas para apuntalar los niveles de proteína.
En cuanto a las aplicaciones de fungicidas e insecticidas, sólo se realizaron en el norte durante espigazón.
En cebada hubo una caída interanual en siembra del 20% (hectáreas: 164.000 vs. 205.000 de 2015/2016).
La disminución está relacionada con un incremento en el área de trigo y a los lotes que no se pudieron sembrar con fina por falta de piso. Está disminución fue más acentuada hacia el oeste y sur de la región, siendo menos importante en los departamentos del norte, donde la cebada es más tradicional.
Desde la Bolsa se indicó que gran parte de los cuadros relevados durante la gira transitaban estadios entre grano pastoso y madurez fisiológica.
La cosecha comenzó esta semana, con expectativas de rinde cercanas al promedio, o levemente por debajo. Los lotes más adelantados están en el este pampeano y en el extremo sur bonaerense.
El nivel sanitario general de los cuadros era bueno, con aplicaciones preventivas de fungicidas. Las heladas afectaron de manera heterogénea a los cuadros, los mayores daños se ubicaron en campos continentales y en los ambientes más bajos.
Fuente: La Nueva.

 
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