Mientras existan injusticias habrá revolucionarios, dijo un gran pensador latinoamericano.
Nos vendieron durante años que Castro llegó primero y luego le siguieron las injusticias a la isla cubana. Luego supimos que la miseria, el dolor y la injusticia ya sometían al pueblo cubano.
No tengo la capacidad de sintetizar lo que significó para el pueblo la llegada de la revolución. Sin duda FIDEL CASTRO fue un luchador; y por cierto que del lado de los humildes.
No era un hombre de mirada corta, de esos que no ven más allá de la distancia que media entre el propio bolsillo y su nariz. Y esto era lógico; por su formación cristiana durante la primer juventud y luego por su conversión al marxismo leninismo, resultaría inevitable (aunque suene contradictorio para algunos) esa necesidad de “mirar largo” (leer la Doctrina Social los sorprendería). También fue un hombre estudioso de la historia y atento observador de los acontecimientos de su presente.
Es entonces, desde ese sistema de valores y experiencias, que debe entenderse su decisión de combatir el capitalismo para alcanzar la justicia social.
Las tres guerras civiles que sufrió Cuba le permitieron evaluar el grado de dependencia creciente de la burguesía-oligárquica cubana. En un momento de España y finalmente de EEUU.
Ese fue un punto de inflexión en la historia cubana, porque allí se terminó de consolidar el modelo de extranjerización monopólica y latifundista, basado en una economía dependiente del azúcar en una 90%. El asunto era que si el azúcar subía de precio subían las ganancias de los 22 terratenientes que tenían el 70% de las tierras. Vale aclarar que esa bonanza nunca derramaba hacia los trabajadores. Pero si el azúcar bajaba la consecuencia inmediata era el desempleo. Cualquier similitud con lo que esta pasando en algunas actividades en nuestro país es pura causalidad.
El 15% de las casas urbanas tenían un baño; pero en el campo ese número apenas llegaba al 1%. El 78% del campesinado poseía el 15% de la tierra; el 85% restante era manejado por 22 grandes productores extranjeros.
En las películas EEUU nos puso en pantalla que una de las causas principales de la Revolución estuvo dada en la sociedad prostibularia que se formó a partir de los casinos, los cabarets y la explotación sexual de unas 12.000 mujeres, oh casualidad por capitalistas mafiosos norteamericanos. La estructura de miseria y explotación surgía del monopolio productivo y el latifundio. Primero la miseria, la injusticia, luego la revolución.
Desde esa convicción y dada mi condición de católico, no soy partidario de las acciones armadas como método para iniciar la acción política. Como no faltarán los que me quieran etiquetar, informo que mi trayectoria como militante social, sindical, tiene innumerables muestras de mi convicción Nacional, Popular, Humanista y Cristiana, pero no se puede eludir que Fidel Castro lideró un proceso popular de búsqueda de justicia social. Perón en un reportaje realizado en 1968 decía: “Estoy con Fidel Castro y toda esa gente que ha liberado a su país… Fidel es tan comunista como yo. Él más bien es justicialista”.
Es sabido que los capitalismos más concentrados hablan de democracia en Cuba, pero simultáneamente bombardeó Vietnam, Argelia, Líbano, Egipto, Congo, Granada, Colombia, Irak… etc. etc. También derroca gobiernos elegidos por el pueblo; siembra hambrunas; inundó de drogas el mundo y arruinó el medio ambiente al punto de una catástrofe ecológica.
Para los Peronistas la persona humana siempre estará por sobre la renta del capital; y eso me resulta más que suficiente, si de tomar posición entre Castro y las ideas y prácticas neoliberales se trata. Alguna muestra tenemos ¿no?
En ese marco van mis condolencias y respeto al glorioso pueblo cubano.
Julio Zaballa. DNI 5.492.952.