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21 de noviembre, Día de la Enfermera Nacional.

 

“Ser enfermeros implica volver a la esencia de atención y cuidados de la persona que está enferma, más allá de todas las capacitaciones que se puedan hacer”, coincidieron las Licenciadas en Enfermería Mariela Bongiorno e Isabel Crunger.

Son dos enfermeras del Hospital Municipal de Coronel Suárez; en su momento Isabel también trabajó en la Clínica Coronel Suárez. Con 29 años de experiencia Mariela, y algo más de 10 años en el ejercicio de esta profesión Isabel.
Ambas sienten pasión por la tarea que eligieron, la que desempeñan con alegría, en el área de quirófano una de ellas y en internación la otra.
Luego de desear a sus compañeros de trabajo, a los colegas de enfermería, que pasen un feliz día indicaron que “estamos acá, como todos los años, cumpliendo nuestra labor”.
Expresaron que cumplir su trabajo “es vivir el día a día, después de tantos años. Gracias a Dios hoy estamos trabajando, estamos bien y podemos estar cumpliendo con lo que realmente elegimos. Eso es lo más importante. No es fácil esta profesión, cuando uno no la elige, no le nace de adentro. Uno tiene que tener la vocación, después todo se hace un poco más fácil. Es necesario tener visión de enfermera. Estar el día a día y profesionalizarnos. Nosotros nos tenemos que perfeccionar, seguir actualizándonos de manera constante. Antes decíamos que la persona era un paciente y ahora es como un cliente, que demanda. Viene y ya sabe un montón de cosas, nos demandan. A veces parecemos las súper enfermeras, porque salimos de una habitación y corremos a la otra. A veces no nos dan los tiempos. Cuando podemos hacer una reflexión, una autoevaluación, nos preguntamos si estamos brindando la calidad de atención que queremos. Y a veces nos vamos disgustadas porque nos podemos cumplir con todas las necesidades del paciente. Pero en el día a día buscamos cumplir con todas esas necesidades que nos corresponde atender”.
Hay cosas que no están escritas, probablemente, pero que es parte de lo esencial en la atención de enfermería. Una sonrisa, un gesto cariñoso, una mirada comprensiva, una actitud amable.
Sobre este particular Mariela e Isabel indican que “si bien uno puede traer consigo un perfil, que se ha gestado en su propio hogar, le debemos muchísimo a los profesores que hemos tenido. Llámense señores enfermeros que nos han formado, como el resto de los profesores. La presencia de la enfermera es fundamental. No es lo mismo decir un buenos días con una sonrisa que un buenos días a secas. Al paciente lo reconforta. Eso de acercarse, preguntarle cómo está, cómo se siente. Tomarlo de la mano y decirle ‘Acá estoy’. A veces no podemos hacer nada más que eso, la presencia. Y es tan importante en ese momento la manera que uno lo hace. De esas cosas también aprendemos todos los días”, dice Mariela.
Por su parte indica Isabel que se especializó en Cuidados Paliativos: “el tramo fue duro, porque fui a Buenos Aires, me encontré con todo esto, lo hice por una necesidad de servicio, pensando que me faltaba formación en esta área. Y descubrí que se trata de volver a la esencia; a una caricia, un decirle al paciente que no está sólo, que va a estar acompañado. A veces es esto lo que le podemos brindar a la persona que está enferma: asegurarle la compañía, la atención cuidada y cariñosa. Se trata de volver a la esencia de la enfermería, más allá del estudio y las capacitaciones que se vayan sumando con los años”.

 
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