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González Martínez: “Está claro que la rentabilidad es la locomotora de la ganadería”.

El productor y dirigente gremial ratifica otra oportunidad para el sector, pero también sostuvo que hay correcciones por hacer que no pueden esperar.

“Estamos llegando a la madurez de una etapa, donde el stock creció en forma importante y la cantidad de terneros es superior. Por eso es imperativo que se recuperen las exportaciones, porque si no ese excedente, volcado al mercado interno, producirá precios bajos de hacienda con el consiguiente quebranto para los ganaderos”.
Mariano González Martínez, productor y dirigente gremial de la AGA, admite que hay otra expectativa en el sector, la que provocó las promesas de campaña política de 2015, “como el sinceramiento en el tipo de cambio y el levantamiento de las restricciones a las exportaciones”, y que era esperable, entonces, una fase de retención porque “muchos decidieron guardar un vientre más antes que comercializarlo”.
Mariano González Martínez, productor ganadero del sudoeste bonarense.
--¿La situación replica en el SOB?
--Sí. Incluso la retención ha sido más acentuada por tres años muy buenos en cuanto al clima. La tecnología sigue en crecimiento y se ven, por ejemplo, más hectáreas de soja y de maíz en baja densidad. Igual, creo que el día que la ganadería solucione cuestiones coyunturales y pueda exportar plenamente, será lo que hoy representa la soja para el norte. Tiene un alto potencial porque es un producto de alta calidad y muy valorado en el mundo. Pero para eso se deben dar varios años de política sostenida que le permitan al negocio crecer y evolucionar.
--¿El crédito debe contribuir?
--Soy un convencido de que cuando el negocio y la rentabilidad aparecen, la financiación también. Y a veces en los canales regulares y en ocasiones con otros no tan conocidos, como con los inversores privados.
“De todos modos, la locomotora de la ganadería es la rentabilidad y ahora está funcionando. Todo lo demás no es sostenible en el tiempo. Y lo hemos comprobado. Si el negocio no funciona, el crédito se convierte en un salvavidas de plomo.
“La producción de carne se ha recuperado, aunque con las exportaciones casi nulas cualquier oferta de consumo por encima de los casi 60 kilos (por habitante por año) actuales traerá como consecuencia depresión en los precios. La exportación podría canalizar esos excedentes de producción, más allá de lo que está absorbiendo el mercado argentino".
--El canal está abierto para exportar...
--Sí, pero el daño producido a lo largo de una década no se puede recuperar de un año para otro. Hay problemas en la economía, en general, y la Argentina se ha puesto poco competitiva, sobre todo en los procesos industriales. Hoy, un ganadero australiano recibe tres dólares por el kilo vivo en pie y el argentino sólo U$S 2. Argentina no exporta casi nada y Australia exporta el 70%”.
--¿Cuál es tu visión respecto de la pretendida trazabilidad?
--Entiendo que hay que evolucionar. El sistema que tenemos cumplió un objetivo de acuerdo con determinados requisitos. Tuve la ocasión de ver en detalle cómo trabaja Australia, que es igual a Uruguay, y la Argentina se ha quedado atrás.
“Si queremos un programa serio, debemos ir a un sistema de trazabilidad electrónico, en el cual se minimizan los errores de toma de datos y de transcripción. Y que a su vez permite simplificar el sistema, porque se puede leer en cualquier etapa del viaje. Es la manera de evolucionar a algo más eficiente y efectivo. Y no necesariamente sería más oneroso de lo que tenemos, ya que la producción industrial de los dispositivos, por ejemplo en China, permite que se produzcan por debajo de los U$S 50 centavos (NdR: $ 7,95).
--En un contexto de mejora esto podría concretarse en forma natural...
--Yo no creo que se pueda cuestionar un chip con caravana que vale entre 50 centavos y un dólar. Ahora, si se pretende cobrar 4 o 5 dólares, existe un problema de eficiencia en la implementación. Hoy, pagar ese chip por lo que cuesta medio kilo de carne, que es medio dólar, no es algo extravagante”.
--Hay un proyecto para modificar el sistema de tipificación de la carne. ¿Cuál es tu opinión?
--Entiendo que no se ha expuesto claramente cuál es el objetivo. La reforma que se plantea incorpora elementos de los sistemas australiano y americano. Pero no me queda claro hacia quién apunta: si para orientar al consumidor o al comercio de carne.
“Los australianos también modificaron su sistema de tipificación, pero lo hicieron en un proyecto para orientar al consumidor, para que ese producto tipificado genere un valor agregado. La realidad es que aún el consumidor no lo ha aceptado y no se trasunta en un beneficio económico para la cadena.
"En un estudio científico evaluaron qué características de la media res valoraban y con eso armaron una tipificación. Pero trasladar eso a la Argentina no tendría validez. Por ejemplo, el tenor de engrasamiento que prefiere un consumidor argentino es inferior al que prefiere un americano, o un australiano.
“Otro aspecto que no me cierra es que se asignan valoraciones calificativas: excelente, muy bueno y malo. Pero la calidad es un concepto que depende del comprador. No es lo mismo calidad para una vaca que se exporta a Rusia, donde lo que se busca es proteína y grasa respecto de un corte que va a Alemania para un bife de chorizo que se sirve en una parrilla. O una carne Kobe, que está absolutamente sobreengrasada para cualquier otro consumidor".
La presión impositiva: “Es difícil generar empleo”
--¿A qué se refieren los productores cuando hablan de presión impositiva?
--A la totalidad de los impuestos que sufre cualquier explotación ganadera. Y esto no atañe sólo a la ganadería, sino que es en general.
“Días pasados, en una entrevista, alguien decía que debía pagar 69 impuestos por mes. Yo no sé si nosotros tenemos 69, pero sí que son muchos, empezando por las cargas sociales, ingresos brutos, tasas municipales, de Senasa y vial, guías, sellos, impuestos nacionales, etc. Incluso, muchos se componen sobre otros.
"Y ni hablar del impuesto a las ganancias, donde no se permite ajustar los balances por inflación. Estamos pagando, cada año, sobre una valorización que no es real de los stocks de hacienda o de cereales. En un contexto de inflación y de precios que suben, esto ha sido nocivo”.
--El ministro de Agroindustria bonaerense, Leonardo Sarquís, planteó que en el sector hay un porcentaje importante de marginalidad.
--Puede haberla, como en otros sectores y sin tanta diferencia. En muchos casos es una autodefensa por la presión impositiva.
"Lo que debe recordar Sarquís es cómo se incrementó la presión impositiva en los últimos 10 años. Ingresos brutos a los arrendamientos se llevó al 6%, cuando se pagaba el 3%. En ingresos brutos de ganadería estuvimos exentos muchos años por el Pacto Fiscal, pero ahora está en el 1%.
"Las cargas sociales son casi del 60% y así se hace muy difícil generar empleo. En realidad, hay que revisar toda la matriz económica de la Argentina, porque quedamos poco competitivos frente a otros países. Esta presión no es sostenible en el corto plazo".
--¿Así es complejo también exportar?
--Los costos impositivos, laborales, de energía, de administración y de transporte; la falta de infraestructura. Todos son elementos que se van descontando del precio y hacen que la carne argentina no sea competitiva en el mundo.
"Es un proceso que llevará años. Esperemos que se vaya revirtiendo, porque la calidad la tenemos. Los exportadores, hoy, están fuera de combate por esos factores".
"El consumo en la Argentina es razonable entre 55 y 60 kilos"
--El consumo de carne vacuna es el país es de 55 kilos por habitante por año. ¿Es mucho o es poco?
--La suma de todas carnes nos da una cifra muy importante (NdR: 115 kilos), pero en cuanto a carne vacuna estamos cerca del récord. Un país ganadero como Australia, por ejemplo, consume 30 kilos y el bife vale 300 pesos (el kilo) y nadie se queja, porque vale lo que tiene que valer de acuerdo con su valor internacional. Entre 50 y 60 kilos para la Argentina me parece razonable.
“Entiendo, por otra parte, que los años de alto consumo de carne vacuna no han sido de buenos precios. Con 90 o 100 kilos hemos tenido que liquidar hacienda.
“Además, muchos de los cortes que el consumidor argentino prefiere, como el asado y el matambre, la exportación no los vende. En el mundo van a carne picada, pero aquí son muy valiosos.
“Una exportación sana y en evolución deriva en integrar la res; es decir, se producen los complementos, que son los cortes que se vuelcan al mercado interno a precios muy razonables, como los costillares, los matambres y las ruedas, que entran al mercado interno y bajan el precio al consumidor, aun cuando el precio de la hacienda suba”.
--¿Cuál sería un stock razonable en la Argentina (NdR: hoy de 52 M/C)?
--Yo no diría que el número es determinante, porque importa la tasa de extracción de ese stock. Los aumentos de eficiencia generarán más terneros a partir de las mismas vacas y generarán más kilos de gordo a partir de los mismos terneros. Eso se dará en la medida de que existan los estímulos adecuados.
“Será en la medida que haya reglas de juego estables, mercados abiertos, un tipo de cambio razonable y bajemos la presión impositiva para estimular el negocio”.
Fuente: La Nueva.

 
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