Consultada por La Nueva Radio Suárez indicó que “con mucha alegría celebramos cada año el día de nuestra Madre de la Providencia, ya que la comunidad y la obra está puesta bajo su protección. Así lo quiso el Padre Gerling, que fue el fundador. Realmente Dios se ha ido encargando a través del tiempo que la Virgen de la Providencia nos asista en todo. Queremos celebrar y suplicar de manera especial el próximo 19, con una misa a las 11 horas en nuestra Capilla, y luego invitarlos también a quienes quieran a un almuerzo a la canasta en nuestra casa, con algo simple, algo sencillo para compartir esta fiesta. La intención es dar gracias a Dios por este año vivido a cada una de las personas que colaboran constantemente con nuestra comunidad, instituciones, empresas. La obra se sostiene con el aporte de la comunidad, la presencia de todos”.
La Hermana Liliana dijo que esta será una oportunidad también para “suplicar por tantas familias que están pasando situaciones gravísimas, pedirles a Dios que mueva el corazón de los gobernantes y de las autoridades que hace años deberían haber hecho algo. También pedir a quienes están en este momento, solicitando que por favor tengan piedad y misericordia de tantos niños que están sufriendo muchísimo situaciones básicas: hambre, no tienen un lugar digno para vivir. El año pasado llevamos a un grupito de niños a rezar y su pedido era que se acabe la pobreza, que tengamos para comer, que su hermanito tenga lo que necesita para su enfermedad, que los niños enfermos puedan ser atendidos. Eran niños de 5 a 7 años. Esa era su oración”.
“Es muy triste y conmovedor escuchar a los niños que pidan esto. No pedían un caramelo, una plaza arreglada, nada extra. Pedían lo básico. Que los grandes no se peleen, que haya paz en el mundo… estas cosas pedían los chicos. Pedimos a Dios que muevan el corazón de quienes tienen que concretar estas realidades que son sus derechos. No es ningún sueño loco y extraordinario, son sus derechos básicos. Daban gracias también por conocer a Jesús, por el regalo de la vida, por tener dos piernas para correr, moverse, ir de un lado al otro, por el medio ambiente, por la naturaleza. Todo esto lo queremos poner en el corazón de la Virgen para poder ser instrumentos y que esta realidad pueda cambiar pronto y para bien”.
La religiosa dijo que estas son realidades “de acá mismo, de Coronel Suárez. Y de acá muy cerquita, y de mucha gente, muchos niños. De pronto, en las visitas en las misiones, hacemos dibujitos o compartimos la fe, según su edad. Ellos hacen dibujos y oraciones pidiendo por sus familias y describiendo estas realidades básicas. Preocupaciones que deben ser de los adultos, están en la mente y en el corazón de los niños y los afectan día a día”.