Enrique Adolfo Schnegelberger, mi padre, comenzó su oficio de relojero en la vieja y recordada joyería y relojería de don Tiziano Bertoldi. Luego de algunos años de aprendizaje, Quique, como se lo conocía, junto a los hermanos Muschong (Miguel, Antonio y Nicolás) unieron esfuerzos y algún capital que habían ahorrado para abrir su propia joyería y relojería en Belgrano 1256.
“La Esmeralda” fue por muchos años el sustento de esas cuatro familias que compartieron, además de las largas jornadas laborales, una hermosa relación que se extendió por más de cuatro décadas.
A principio de los 70’s ésta sociedad inauguró un nuevo local de ventas en calle Sarmiento, “Silver”, al cual le dieron otra impronta, un poco más moderna a “La Esmeralda”, que ya para ese entonces era un comercio tradicional en Coronel Suárez.
Los años iban pasando y algunos de los socios, entre ellos mi padre, comenzaron a pensar en otro futuro, quizás para dejar abierta una posibilidad para que algunos de sus hijos pudiesen continuar con la forma de trabajo que ellos habían adoptado desde pequeños.
Fuimos varios los que pasamos por “La Esmeralda” para aprender el oficio. Algunos sólo estuvimos algunos días de los veranos, otros ya se tomaron más seriamente la profesión.
A mediados de los 80’s, viendo que mi hermano Gustavo se volcaría definitivamente hacia los relojes, mi padre decidió iniciar la construcción de un local comercial y su nueva casa en la calle Garibaldi al 200.
Lamentablemente su sueño no se cristalizó antes que se marchara físicamente, en el año 1989.
Pero mi madre y Gustavo llevaron adelante la finalización de esa encomienda y en el año 1991 se abre el nuevo local, luego de haberse producido la separación de la sociedad de “La Esmeralda”. El sueño de Quique se hizo realidad y se comenzó una nueva etapa con el objeto de lograr imponer un estilo de trabajo que él había trazado a través de los años.
Este 16 de noviembre se cumplen 25 años de ese día y toda la familia ha participado en mayor o menor medida de la gestación de un comercio que hoy sigue con los mismos preceptos que nos legó Quique.
Mi madre, con sus 87 años, aún sigue firme detrás del mostrador e incluso realizando algunas tareas manuales, como cambios de pilas, a diario.
El sueño de Quique es el orgullo de la familia y una manera de trascender con un apellido que vino desde el Volga para instalarse, primero en Villa Belgrano y desde hace muchos años en Coronel Suárez.
La joyería y relojería Schnegelberger agradece a todos los que nos han acompañado en estos 25 años y para festejar este acontecimiento ha dispuesto realizar un sorteo entre sus clientes.
Muchas gracias.
Miguel Ángel Schnegelberger
DNI 11.250.064
Bahía Blanca