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Los personajes de la ciudad.
Hoy cumple 80 años Juan Carlos Harriott.

 

El mejor jugador de polo de todos los tiempos.
Un símbolo de Coronel Suárez.
Las glorias deportivas que coronan su historia como jugador de polo, el más grande de todos los tiempos y del mundo entero, no alcanzan a tapar una de sus principales características, que es bien visible aquí, en su pueblo: es un hombre sencillo, simple, un buen vecino.

Hablar de Juan Carlos Harriott es ser redundantes en cuanto a su increíble trayectoria deportiva, porque en definitiva su personalidad así lo indica, simple, pueblerino, buena persona y muchísimos adjetivos más.
Nació el 28 de octubre de 1936, también conocido como el “Inglés” o “Juancarlitos”, para distinguirlo de su padre, es un ex jugador argentino de polo.
Es considerado como el mejor jugador de polo de todos los tiempos. En 1953 obtuvo su primer gol de handicap, el mismo año ascendió a 3, llegando a 10 en 1961 y manteniéndolo hasta su retiro en 1980. Posee el récord de haber ganado 20 veces el Abierto de Palermo, 15 veces el Abierto de Hurlingham y 7 veces el Abierto de Tortugas. También posee el récord con su equipo, Coronel Suárez, de 38 torneos ganados. Entre 1957 y 1964 integró el equipo de Coronel Suárez junto a su padre, Juan Carlos Harriott, ganando 9 de los 10 torneos que se disputaron en ese período.
Ganó la Triple Corona en 4 oportunidades (1972, 1974, 1975 y 1977), 2 de ellas en forma consecutiva. Representando a la Argentina venció en la Copa de las Américas en 1966, 1969, 1979 y 1980; además de ganar la Copa Sesquicentenario de 1966. Obtuvo más de 50 títulos en las grandes copas incluidas en las temporadas oficiales de la AAP. En 1975 y 1976, con el equipo de Villafranca, ganó la Copa de Oro de Sotogrande, España.
Fue premiado con cinco Olimpias de Plata y en 1976 le fue otorgado el Olimpia de Oro. En 1980 recibe el Premio Konex de Platino y un Diploma al Mérito por la misma entidad. En el año 2015 fue incorporado al Salón de la Fama del Polo.
Su primer gol de handicap le fue otorgado en 1953. Ese mismo año ganó la Copa Vargas, para jugadores juveniles.
Se retiró el 1 de julio de 1980, a los 44 años, y desde entonces vive en La Felisa, su estancia ubicada sobre la Ruta 85 y que lamentablemente el año pasado fue escenario de un cruel incendio, cuyas llamas se llevaron recuerdos y un sinnúmero de recuerdos personales, trofeos, medallas y objetos de valor, especialmente sentimentales.
Las glorias deportivas que coronan su historia como jugador de polo, el más grande de todos los tiempos y del mundo entero, no alcanzan a tapar una de sus principales características, que es bien visible aquí, en su pueblo: es un hombre sencillo, simple, un buen vecino.
Sin egos, sin soberbia. Cosechó innumerables trofeos a lo largo de su carrera deportiva integrando el equipo de polo que tenía 10 de handicap y a partir de allí han sido incontables los homenajes que hoy día se le siguen tributando.
Pero es un hombre sencillo, siempre dispuesto a la entrevista.
“Hay que ser medio ridículo para creerse todas estas cosas y ser medio pavote también. Uno es uno, no por el hecho de haber tenido suerte de andar bien en otras cosas va a ser superior a los demás”, manifestó el año pasado ante La Nueva Radio Suárez en momentos de recibir una distinción de la Municipalidad de Coronel Suárez.
Preguntado sobre cómo siente a Coronel Suárez respondió que “nací acá, me eduqué acá y viví acá toda mi vida. Está demás cualquier comentario que haga. Ni se me ocurrió irme de acá, así que fui muy apegado a Suárez” había señalado Juan Carlos Harriott, quien hoy seguramente en su más absoluta intimidad será saludado y reconocido por sus allegados, fiel a su estilo.

 
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