Poco antes de la primera de las charlas desarrolladas el viernes pasado, el profesional habló con los medios de comunicación de la ciudad explicando que el producto surgió “a partir de un desarrollo que se hizo para otra cosa, un tema de salud, de cuidar a la gente que tenía marcapasos, que era una situación muy particular. El producto se trata de una funda, como si fuera un delantal de plomo para un radiólogo, donde queda la radiación de un lado, la persona del otro y el teléfono sigue funcionando. Es una funda que te cuida de la radiación pasiva, porque el teléfono hay que entender que está continuamente emitiendo y es mil veces más complicado que la antena, de la que muchas veces nos quejamos tanto”.
Consultado el Ingeniero Industrial Luis Maenza sobre en qué nivel afecta la radiación de los teléfonos celulares respondió que “todos los enfoques de estudios en serio, enfoques de la Organización Mundial de la Salud, apuntaron mucho más al análisis de los teléfonos que de las antenas. La fuerza es mil veces superior, por una cuestión de distancia. La antena está muy lejos y el teléfono te lo pones cerca de la cabeza. Afecta negativamente, en el extremo, con cáncer, pero eso es un extremo de exposición. Hay que entender que los cánceres son multifactoriales. No es que una sola cosa lleva a tener cáncer”.
Explicó que “mi objetivo hoy, en estas charlas, es concientizar un poco en torno a cómo podemos hacer para usar el teléfono más sanamente. Lo que más me preocupa en relación a los chicos son los años de exposición que van a tener. La cantidad de tiempo a lo largo de su vida que van a estar expuestos a niveles de radiación, muy bajos pero constantes, dan motivo para ocuparnos de esto. Más vale prevenir que curar, hasta que no pasen 10, 20 años más no vamos a saber los efectos a largo plazo”.
El producto realizado es una funda de celular que está hecho, “de un lado un escudo con aleación de aluminio. Es como meterse debajo de una sombrilla en la playa. No es que vas a quedar a oscuras, pero vas a evitar la radiación directa”.
Con diferentes colores, para conformar todos los gustos, las fundas no se consiguen en el circuito comercial habitual, sino que se busca comercializarlas a través de organismos, como las escuelas por ejemplo, y a través de proyectos solidarios.