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Capacitación sobre problemáticas sociales en las escuelas.

 

Organizada por el Centro de Educadores Suarenses.
Daniel Grugnala, a cargo de la jornada, dijo que “la escuela no puede sola, sin el socio central de sus intervenciones, que es el escenario familiar. Acá lo que cobra sentido de revisar es también cómo estamos ejerciendo la función parental, qué nos pasa en casa”.

Como ha sucedió en otras oportunidades, el Centro de Educadores Suarenses propuso a sus afiliados una capacitación sobre “La Escuela y las problemáticas sociales”.
La jornada, que se llevó a cabo el miércoles, estuvo a cargo del capacitador Daniel Grugnala, quien posee un amplio currículum que incluye Trabajador Social, Docente de nivel superior y universitario, especialista en Drogadependencia, Diplomado en Administración y Gestión Pública, profesional de la Secretaría de Niñez y Adolescencia de la Provincia de Buenos Aires, además integra el Departamento de Investigación Educativa de la FEB, entre otros títulos y actividades.
Al iniciar la entrevista dijo que “la escuela no puede sola, sin el socio central de sus intervenciones, que es el escenario familiar. Acá lo que cobra sentido de revisar es también cómo estamos ejerciendo la función parental; qué nos pasa en casa. Cualquier análisis sociológico de seriedad reconoce que la crisis que nos dejó el tiempo de la posmodernidad o la modernidad tardía impactó en el escenario de la familia. La familia fue perdiendo algunos patrones esenciales, que es muchas veces el discurso de muchos adultos, formadores y docentes que dicen que añoran ese tiempo que otrora se daba, donde al docente se lo reconocía, se lo valoraba, que lo que pasaba en la escuela era acompañado por la familia. Con esto lo que estoy diciendo es que hay que volver a recontractuar un escenario similar, pero no reproducir el mismo modelo, no podemos añorar tiempo atrás. Lo que le ha pasado también a la escuela es que no ha tenido claridad, la función docente ha sido observada, pero en soledad. Los docentes se sienten impotentes, muchas veces sin acompañamiento. Lo que se necesita es esa dinámica de preparación que implica reconocer de los problemas algunas características de ellos, y que hay que abordarlos pero como parte de una sociedad que aborda los problemas, no como el único responsable”.
En este sentido Daniel Grugnala dijo que “la escuela no siempre percibe la dinámica de acompañamiento de la propia comunidad. La escuela siempre estuvo, tiene horas reales de permanencia y de vínculo con el chico. La escuela siempre dio garantía de miramiento, de mirada temprana. La escuela son sus docentes y los docentes necesitan sentirse acompañados. En una familia que en su mesa de intercambio básico empiezan a aparecer cosas de lo que sucede en la escuela y un papá que dice ‘no le des bolilla’, ‘no sabe nada’, ‘es cualquiera’, no está contribuyendo a la formación integral de su hijo, porque ese hijo llega fisurado y fracturado frente a ese docente que trata de verter conocimientos y aprendizajes. No digo que no pasen esas cosas, somos personas, somos gente. Lo que hay que hacer ahí es ver que eso que estoy pensando debo plantearlo en escenarios en los que tiene que ser tratado con mucha más reserva y cuidado. ¿De qué me sirve a mí generarle rupturas valorativas a ese chico? Por otra parte nos falta tiempo de crecimiento, desarrollo y recorrido. Hay ideas que están plasmadas en ordenanzas, leyes, marcos normativos, que son las que dan cuenta de las corresponsabilidad de la nueva ley de niñez, donde están creadas instituciones, pero no alcanzan, porque faltan recursos, porque faltan aprendizajes de trabajar en pos de la promoción en serio de la niñez y la adolescencia, donde la escuela se sienta realmente acompañada”.
Agregó que “los docentes reconocen que necesitan supervisión, acompañamiento, mayores recursos, trabajar en mejores condiciones. La docencia también fue tomada como una rápida salida laboral, por lo que contribuyó también a un universo complicado. Hay mucha gente en la docencia que no vive la docencia con el cuidado que corresponde. Desde la FEB miramos el profesionalismo de la docencia, cuánto estamos preparados y qué posiciones éticas e institucionales tenemos respecto a trabajar en escuelas públicas”.
Durante la jornada se trabajó con los docentes del Distrito sobre consumo de sustancias, trastornos de la alimentación, suicidio adolescente, y “que el máximo nivel de autoagresión, que no es un tema menor, porque es la segunda causa de muerte entre los 12 o 13 hasta los 24 años” concluyó Daniel Grugnala.

 
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