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Como se pide.

La lealtad peronista es un sentimiento y no se contrata.
Por Julio Zaballa.

El 17 de Octubre de 1945 es conmemorado por los peronistas como el "Día de la Lealtad".
En torno a ese concepto se han propuesto y ejecutado muchos de los planes del peronismo, planteando que la condición de lealtad era (y así debe ser) una de las características principales que configuran la identidad del peronismo y de los peronistas.
Pero atención, tratándose de una condición esencial, sin la cual sería imposible hablar de peronismo, entiendo que es necesario repasar nuestra propia historia como movimiento político; pues en nombre de la lealtad hemos errado en más de una ocasión y, fundamentalmente, porque hemos equivocado la aplicación del concepto anteponiendo lealtades personales por sobre la lealtad al Pueblo como concepto fundamental. Creo que ahí encontraremos una de las causas del internismo partidista que nos llevó a algunas derrotas electorales.
Así planteado el tema, y teniendo en cuenta que el peronismo siempre se ha permitido ser "impertinente" con algunas cuestiones establecidas, quiero plantear que aquel 17 de octubre de 1945, en mi criterio, debería ser considerado el "día de la voluntad soberana del pueblo".
Si recordamos la actuación gubernamental de Perón, a partir de la revolución de junio de 1943, veremos que la problemática social -y particularmente la situación de los trabajadores- ocuparon la gestión peronista con una prioridad incuestionable.
El camino del ascenso social y reparto equitativo de la riqueza estuvo ligado a un modelo sustitutivo de importaciones, con gran desarrollo industrial, sosteniendo (a la vez) una gran producción primaria y/o local y fundamentalmente, redistribuyendo el ingreso a niveles jamás alcanzados hasta ese entonces. Esa nueva situación fue la verificación de que la posibilidad de cumplir con un programa de gobierno que tuviera a la clase trabajadora en el centro de interés era posible. Y así lo demostró Perón, siendo leal a las promesas y propuestas proclamadas y programadas (1° y 2° Plan Quinquenal. Es decir, la relación entre Perón y los trabajadores nace con la lealtad que primero demostró Perón para con su Pueblo.
Queda claro entonces que la lealtad que los Pueblos pueden expresar hacia determinados liderazgos, están cimentadas en cuestiones concretas que, primeramente, materializó el lider; y luego el Pueblo decidió reconocer y defender. Es cierto que algunos farsantes de la historia quisieron tener su 17 de octubre, pero lo pretendían sin haber hecho nada por el Pueblo del cual aspiraban a su reconocimiento.
Pretender gestos de lealtad cuando aun no existen motivos para hacerlos, es propio de los tiranos y los mediocres. Porque, entre otras cosas, es contrario a los principios que implica respetar la dignidad de la persona humana y la vocación de servir al prójimo próximo. O si se quiere, y para ponerlo en contraste con ciertas prácticas concretas que algunas "fuerzas políticas" utilizan, la lealtad no se contrata, no se vende en el mercado.
Compañeras y compañeros. La única verdad es la realidad. Los peronistas conmemoraremos el "día de la lealtad" desparramados en cientos de actos recordatorios. Eso habla a las claras de la ausencia de conducción reconocida incuestionablemente por las bases. Eso habla también de las consecuencias generadas por la derrota electoral de la cual, evidentemente, no nos hacemos cargo, ni formulamos una revisión de los innegables errores cometidos. Es cierto que últimamente desde las filas partidarias se convoca a "la unidad"; pero el problema es ¿que se hace?, precisamente, desde la estructura del partido; y ese es un error fundamental pues niega la estructura movimientista con que Perón construyó su propuesta política.
El Movimiento parte de un acuerdo de voluntades, donde concurren a su formación quienes son legítimos representantes de las distintas organizaciones libres del Pueblo. No se trata de una situación gregaria en torno a una simple ideología en abstracto. El Movimiento implica una base filosófica humanista y cristiana; un saber práctico sobre cómo encaminarse hacia las metas valorativas; y el formidable soporte de legitimidad que implica que los representantes de los distintos sectores que lo componen, vean periódicamente refrendadas, avaladas esa representación. Como puede verse, las estructuras tradicionales de los partidos, son propias de una instancia simplemente electoralista, y carecen de los reaseguros que brinda el Movimiento. Insistir en una solución simplemente partidaria y electoralista significará reeditar el fracaso.
Mi homenaje a los millones de trabajadores que luchan por vivir dignamente y sin pisarle la cabeza a sus compañeros.
Un abrazo peronista.
Julio Zaballa - 5.492.952

 
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