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Dorita Cortón presentó su nuevo libro: “Mínima boca”.

 

“Investigando y leyendo me dieron ganas de practicar la escritura haiku; no es fácil leerlo, ni escribirlo, y tampoco interpretarlo porque cada lector tiene su propia mirada y en estos haiku lo que se necesita es mucho tiempo de reflexión por lo que este tipo de obras se caracteriza por haber tantas obras como lectores haya”, explicó Dorita en Isidoro Arte.

El pasado viernes, la visita mensual a la ciudad de Coronel Suárez de la escritora y profesora de Lengua y Literatura Dorita Cortón fue algo distinta a las habituales. Dorita, que hace años vive en Capital Federal, esta vez volvió a la ciudad especialmente invitada por Isidoro Espacio de Arte para presentar su segundo libro haiku, “Mínima boca”.
Según cuenta la escritora, el haiku es un tipo de poesías japonesas. “Son poemas mínimos, de sólo tres versos. Los tres versos suman 17 silabas: cinco sílabas en el primer verso, siete en el segundo y cinco en el tercero. La idea es que con esas poquitísimas palabras, tan simples, sencillas, despojadas, se pueda dar una imagen, den lugar a una reflexión, se pueda mostrar algo que pueda llegar al sentimiento. Tiene un origen en Japón y tal como es esta cultura ellos remiten mucho a la naturaleza a través del haiku”.
Dorita Cortón es una experimentada escritora de esta modalidad, habiendo presentado su primer libro de poesía haiku durante el 2013.
En principio fue Kike Bauer quien brevemente dio la bienvenida en nombre de Isidoro Arte, agradeciendo la visita del Intendente Municipal Roberto Palacio, el Presidente del Instituto Cultural Alberto Guede, la Subsecretaria de Relaciones Institucionales Nerina Neumann y el ex Intendente de Laprida, Alfredo Irigoin actual funcionario del ministerio de Medio Ambiente de la Nación.
“Inés estuvo desde los inicios de Isidoro, acompañando cada paso que se fue dando y de eso ya hacen 8 años. Es una gran amiga. Con puntales como ella todo es más fácil”, aseguró Bauer.
Por su parte Cristina Elorriaga en nombre de los artistas que “interpretaron” algunos de los haikus de Dorita Cortón, señaló que “creímos que el haikus lo íbamos a poder ilustrar de una forma espontánea y simple pero cuando vimos que en tres renglones contaba una historia, con principio y fin nos quedamos medios congelados porque debíamos entrar en la cabeza de Dorita y hacer una gran síntesis en un simbolismo que represente el haikus elegido”.
Contando el por qué escribir haikus, Dorita Cortón contó que había varias respuestas y a su vez todas podían aunarse. “El primer recuerdo de acercamiento a la literatura oriental fue siendo muy chica, aprovechando la biblioteca de casa que no tenía ningún tipo de limitación en cuanto a temas y edades; en determinado momento me llamaron la atención dos libros de tapas doradas y cuerinas rojas, lo que para una chiquita era bastante atractivo. La sorpresa al abrirlo fue que además de muchas páginas tenía esa hojita transparente –llamado Papel de Biblia- y una edición hermosa. Al leerlo encontré la historia de una familia china durante más de un siglo con todo lo que puede vivir una familia a lo largo de tanto tiempo”.
“Seguí mi búsqueda y me encontré con Matsuo Bashō, un hijo de un samurái que vivió en el siglo XV que servía a la familia Todo. Investigando y leyendo me dieron ganas de practicarlo; no es fácil leerlo, ni escribirlo, y tampoco interpretarlo porque cada lector tiene su propia mirada y en estos haiku lo que se necesita es mucho tiempo de reflexión por lo que este tipo de obras se caracteriza por haber tantas obras como lectores haya”.
“María Belen Aguirre, mi ángel y editora que además prologa el libro, ha sido uno de mis puntales para que siga escribiendo y los muestre. Tengo la suerte de contar con la generosidad de Guillermina Victoria que diseña las tapas de mis libros y luego tengo a Sonia junto con su Isidoro y sus Isidoros que nos abren las puertas constantemente”.
“Para mí es un placer poder acompañar a Isidoro en esto que también ha sido un viejo sueño que manteníamos con Luisa Braganza, otro de mis ángeles custodios literarios”, concluyó Dorita Cortón, agradeciendo el acompañamiento de su familia y a Néstor “mi primer lector y crítico”.

 
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