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Visita Coronel Suárez un misionero laico del grupo del Padre Patricio Hilermann.

Daniel Salvucci propone adoración eucarística permanente.
“Yo me creía perfecto en la crianza de mis hijos. Y el silencio del sagrario me hizo darme cuenta que había cosas que mejorar y ajustar. Gestos, detalles, quedarme un rato con ellos. Los chicos de hoy son huérfanos de padres vivos, por la cantidad de tiempo que los papás estamos afuera, y eso es realmente serio en lo que va a ser el futuro de los chicos” dijo el misionero visitante en profundas reflexiones que materializó en la misa de las 19 horas de la Parroquia Nuestra Señora del Carmen.
“Nos rasgamos las vestiduras los señores muy paquetes que habemos en todas las ciudades cuando las prostitutas, un adicto o un alcohólico van a la Iglesia, y realmente la Iglesia es un lugar para los pecadores”.

Está en Coronel Suárez el misionero laico Daniel Salvucci, que pertenece a un movimiento dedicado a recorrer toda Latinoamérica llevando el mensaje de Jesús.
“Nuestra comunidad se llama Nuestra Señora del Santísimo Sacramento para la Adoración Perpetua en las Parroquias y recorremos América Latina, desde Ushuaia hasta el norte de México, tratando de lograr que la gente sepa que tiene una oportunidad de tener un rato con Jesús Eucaristía de Sacramento Consagrado, una vez a la semana. Es una propuesta muy simple, de las 168 horas de la semana que elijas una para estar con Jesús. Y así hacemos un racimo de amor en torno a Jesús que nos llena de alegría, de bendiciones, de paz, en estos tiempos donde hay una neurosis crónica de todo el mundo, donde vamos corriendo detrás del dinero, de los pagos, de los sueldos, de la tarjeta de crédito. Es meter un cambio y quedarse sereno una hora a la semana, para andar mejor por la vida”, dijo Daniel Salvucci ante la consulta de La Nueva Radio Suárez.
Son alrededor de siete misioneros en toda América Latina, presididos por un sacerdote de la Diócesis de San Nicolás de los Arroyos.
“Recorremos diferentes lugares, respondiendo a los pedidos que nos hace la gente. Vamos y venimos, estamos una semana en cada lado y queda esta historia bonita que tratamos que Jesús no esté abandonado en los sagrarios y que por otro lado la gente tenga la experiencia fuertísima que significa estar una hora con Él”.
Plantea este misionero, “¿cuántas horas tenemos de televisión a la semana? ¿Cuarenta horas? Son horas malgastadas si uno ama un poco la vida. Se va diluyendo y dispersando la vida de cada uno. Un papá de familia casi no tiene silencio, en el laburo ruido, viene a la casa los chicos, las compu, los celulares, las mascotas. Mucha gente toma una hora de madrugada con Jesús. Te levantas quince minutos antes, te acostas 15 minutos después, para detenerse a conectarse con Jesús. Para pensar cómo uno está criando a sus hijos, en el diálogo que uno tiene con los compañeros de laburo, en cómo va yendo en la vida. Si no paramos nunca a pensar no sabemos cómo vamos y hacia dónde vamos”.
Agrega: “yo me creía perfecto en la crianza de mis hijos. Y el silencio del sagrario me hizo darme cuenta que había cosas que mejorar y ajustar. Gestos, detalles, quedarme un rato con ellos. Los chicos de hoy son huérfanos de padres vivos, por la cantidad de tiempo que los papás estamos afuera y eso es realmente serio en lo que va a ser el futuro de los chicos”.
La propuesta es “parar una hora enfrente de Jesús, que te detengas, descanses, leas un libro, rezar el Rosario, contemplar tu vida, ver cómo estamos, donde estoy parado. Se van los años y uno de repente puede descubrirse más grande, más achacado, con muchas cosas que quedaron en el tintero”.
La invitación es para todo el mundo: “hay experiencias notables por todos lados donde andamos. Por ejemplo, capillas donde van prostitutas, y no es que vayan para dejar de trabajar. Hay un amor particularísimo de Dios para con ellas, por los vejámenes, los ultrajes, por tantas cosas que han pasado desde la niñez”.
Luego, en la visita a los estudios de La Nueva Radio Suárez, el Misionero agrega que “nos rasgamos las vestiduras los señores muy paquetes que habemos en todas las ciudades cuando las prostitutas, un adicto o un alcohólico va a la Iglesia, y realmente la Iglesia es un lugar para los pecadores. Es la gran respuesta al mundo. La Iglesia es un lugar donde vamos a pedirle perdón a Dios por los zafarranchos que hemos hecho, por las equivocaciones. Que cada uno pida por lo suyo. Yo me he equivocado mucho como esposo, como padre, como adolescente he hecho cualquier cosa, pero nadie tiene la culpa de mis errores, solo yo. En la hora santa que proponemos y a la que quiero invitarlos particularmente se trata de ir, mirarlo a Él. Como hacía la Madre Teresa de Calcuta: no era que sentía cosas hermosas, de corazón. Ella sólo lo miraba, pero tuvo una historia de vida muy grosa en base a mirarlo a Él. Salirse de sí misma y dar la vida por los más pobres entre los pobres”.
Cada tarde, desde este lunes y hasta el jueves inclusive, luego de la misa de las 19 horas, se propone una hora santa, un tiempo de oración con Jesús, en la Parroquia Nuestra Señora del Carmen.

 
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