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A 100 años del nacimiento del Padre Montero se rindió homenaje al recordado Párroco.

 

Se descubrió una placa frente al salón del Barrio San Cayetano de Caritas Parroquial.
Dijo el Párroco Diego Kessler que el Padre Montero “Ha dejado una huella, un hombre de su tiempo, dejo toda una impronta que todavía se sigue recordando”.
Por su parte Susana de Rígoli, historiando su profunda labor en la comunidad, dijo que “internalizó la frase “No demos el pescado sino la caña de pescar”. Creo que este barrio que él pensó y toda su obra va a quedar siempre de recuerdo, por que acá en este barrio quedó su impronta”.

Al haberse conmemorado recientemente los 100 años del natalicio de quien fuera por muchos años el inolvidable Cura Párroco de Coronel Suárez Monseñor Luis Carlos Montero, se cumplió un acto el sábado por la tarde frente al edificio del salón del Barrio San Cayetano, perteneciente a Caritas Parroquial.
El Padre Montero fue un Sacerdote que volcó todo su esfuerzo espiritual, muy especialmente en los más necesitados, y justamente el salón San Cayetano y el propio Barrio Caritas fueron obras que le demandó grandes esfuerzos por la década del 80 y que pudo concretar, por lo cual su nombre fue impuesto a la calle que pasa frente al salón.
Hablar de la obra del Padre Montero no solo es referirse a este propósito, que impulsó con gran dedicación, sino que también otras obras forman parte de su historial, como ocurrió por ejemplo con la Gruta de la Virgen del Rosario de San Nicolás, que se encuentra en el acceso del Barrio de Villa Belgrano.
El Cura Párroco de Coronel Suárez Diego Kessler, dijo que “Si había una personas para reconocer, como comunidad, era el Padre Montero, era una de esas personas que han pasado por la historia parroquial a través de sus 27 años que permaneció como párroco de Coronel Suárez, sino también una de las personas que ha hecho mella, es decir ha dejado una huella, un hombre de su tiempo, dejo toda una impronta ya que todavía me sigo encontrando con gente, ya que estuvo 27 años, luego le siguió el padre Daniel con otros 17 y ahora yo hace 8 años y todavía hay quienes me dicen el Padre Montero decía…, el Padre Montero hacía…, es decir, eso es una manera de dejar grabado a fuego, no solamente como un recuerdo, sino a través de las distintas obras que se han materializado a través de tantos años”.
El Párroco luego agregó que “El Padre Montero transitó una vida al servicio de la fecundidad pastoral, tanto el Salón San Cayetano, todo lo que es el barrio, Caritas, que es el brazo de Cristo extendido al hermano de una manera particular, por lo cual anécdotas habrá miles y ustedes, seguramente la recordaran de como el vivía, tenia y su compromiso con el tiempo, era un hombre que no le fue indiferente al tiempo que se vivía, le tocó los años difíciles de los años 70 y aporto positivamente a su tiempo”.
El Padre Kessler luego señaló que “Por lo cual creo que uno va respondiendo a un tiempo, a una forma, a una modalidad propia a lo largo de las épocas y mas hoy día con los tiempos que son distintos, la sociedad es distinta, culturalmente vivimos desafíos que son distintos, el cual se vivía antes, pero no invalida la acción, al contrario por que después nos toca a los que vivimos el presente, tomar la posta, de otro modo, de otra forma, con otra modalidad, por que los tiempos son distintos y la forma de hacer estas acciones son diferentes”, señaló el Párroco.
Para luego agregar que “Tal vez si hoy quisiéramos aplicar este tipo de receta de lo que fue en aquel momento, no serviría, por que respondería a aquel momento propio, pero el tenia esa capacidad y brillantes propia de saber, de responder al tiempo que le tocaba vivir, a ese tiempo y a la que es una modernidad muy diferente, tiene que asumir, vivir y propone por lo cual el Concilio Vaticano Segundo que implicó una manera muy distinta de vivir la Iglesia para todos nosotros”.
Luego el sacerdote agregó que “Se me viene una palabra muy especial y una actitud del padre Montero, ya que no había vez que visite Buenos Aires y que no regrese con el bolso cargado de libros. Una persona que leía muchísimo, una persona que tenia una incidencia cultural muy grande realmente, por lo cual sean estas palabras muy humildes y muy sencillas para poder hacer un esbozo, un pantallazo de lo que ha significado este gran sacerdote para toda la comunidad y seguramente ustedes tendrán muchísimos mas recuerdos y vivencias que las que tengo yo, por lo cual quería aportar algunos detalles sobre esta historia tan rica que represento el Padre Montero”.
Luego fue invitada a hablar la Señora Susana de Rígoli quien fuera una activa colaboradora del Padre Montero y en ese sentido orientó su mensaje a la labor solidaria y las profundas convicciones que rodeaban la labor pastoral de Monseñor Montero.
Recordó los esfuerzos por la construcción del barrio Caritas, el convencimiento de poder lograr este objetivo valorando la necesidad de la casa propia como objetivo fundamental de la sociedad y por lo cual sus adjudicatarios también trabajan predicando en definitiva que había que enseñar a pescar y con ello poner implícito en la obra solidaria el esfuerzo comunitario.
Rescatando los recuerdos de la Señora de Rígoli recoció que no es fácil hablar de una persona tan conocida y de tanto carisma y entonces “me puse a pensar palabras que lo definan, en lo personal fue un padre en todo sentido de la palabra y un amigo de todo aquel que necesitara cualquier cosa, era capaz de deja la comodidad de sus horarios y de lo que estaba haciendo, para socorrer de cualquier manera para quien lo requiera y en la pastoral, pasaran por mi mente palabras, como sencillez, por que vivió muy sencillamente, humildad por que fue muy humilde, darse a los que mas necesitaban brindarse, ya que mucho recordaran sobre todo los de aquella época, porque a veces por distintas circunstancias recibía regalos y después no se los veíamos y entonces le decíamos: Padre ¿usted no usa tal cosa? y él decía “pasó alguien por la Parroquia, lo necesitaba y ya se lo di”, eso habla de sus desprendimientos y después la humildad con la que trabajo como pastos, por que tenemos que pensar que ha pasado mas de 40 años y que para muchos fue un adelantado a su tiempo, a su época, el traía libros constantemente y nos hacia leer, es decir como decía que era un padre y un amigo, no carecía de carácter por que así como nos estimulaba hacer una cosa, era severo as la hora de insistir”.
“Que las familias tengan su casa, era una preocupación primordial de el, ya que pensaba que la familia con su propia casa iba a cambiar mucho y entonces tengo que recordar que cuando el pensó este barrio, parecía una utopía, porque planes de vivienda en esa época no existían, no decía vamos a hacerlo, se compraron dos predios, con la buena voluntad de vecinos que sirvieron de garantía y después le decíamos ¿cómo lo vamos a levantar? “No será fácil” respondía, “vamos a rezar para que los vecinos vivan en una verdadera comunidad, para eso vamos a rezar””.
Finalmente señaló que “Los mejores recuerdos de otras actitudes, de la autoconstrucción de la propia casa y nos hizo internalizar una expresión que hoy es muy conocida que la repetía constantemente, no daremos el pescado sino la caña de pescar y yo creo que este barrio que el pensó y toda su obra, va a quedar siempre de recuerdo, por que acá en este barrio quedo su impronta” concluyó Susana de Rígoli.
Posteriormente el Ingeniero Juan Ignacio Alberdi como miembro de Caritas y el Párroco Diego descubrieron la placa recordatoria que luego fue bendecida por el sacerdote en una breve ceremonia cumplida el sábado pasado frente al Barrio San Cayetano de Caritas justo sobre la calle Padre Luis Carlos Montero.
Participaron varios miembros de las entidades parroquiales que tuvieron una labor significativa en la vida de la Iglesia en oportunidad de la gestión del recordado sacerdote que el pasado 17 de setiembre hubiera cumplido sus 100 años de vida.

 
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