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Alzheimer.
Para prevenirla y retrasarla: conocimiento, educación, aprendizajes continuos.

Imperdibles conceptos del Dr. Daniel Vilariño.
El miércoles pasado fue el Día Mundial del Alzheimer.
“De repente el paciente deja de reconocer a un familiar como su esposo, o deja de reconocer que su casa es su propia casa. Ese es uno de los síntomas más movilizantes para las familias y que muchas veces determina su institucionalización”.
“Para que ese viaje, que es la enfermedad Alzheimer, no vaya tan rápido por un lado hay que favorecer todo lo que retrasa, todo lo que protege las reservas. Y por el otro hay que ponerle el freno a lo que acelera. ¿Qué acelera el Alzheimer? La diabetes, la hipertensión, el sedentarismo, el colesterol. Todo lo que protege el corazón protege el cerebro. Todo lo que hacemos para que nuestras arterias estén sanas todo eso retrasa la enfermedad. Tenemos esas dos grandes herramientas para retrasar, mientras tanto la ciencia se seguirá ocupando de avanzar hacia la posibilidad de la cura de esta enfermedad” dijo el neurólogo suarense.

Como siempre estas jornadas están dispuestas para la reflexión, pero también para divulgar conocimiento y mecanismos de prevención.
La Nueva Radio Suárez entrevistó al Dr. Daniel Vilariño, Médico Especialista en Neurología.
Al principio de la entrevista definió que “Alzheimer es un tema que preocupa al mundo. Tal es así que el grupo de G8, de los países más importantes del mundo, crearon una entidad para ocuparse de las demencias en el mundo, el Consejo Mundial de Demencia. En Argentina hay 500.000 casos, en Coronel Suárez podemos hacer un estimado de 400 casos establecidos”.
Sobre los tiempos de la enfermedad dijo que “es una enfermedad de 35 años estimadamente. Por supuesto que este número es arbitrario, es una estimación. Pero si calculamos que tiene 20 años de incubación, en los cuales el paciente ni el médico notan nada. Quince años de padecimiento. De esos 15 años la mitad es nada más que olvidos, recién después entra en la etapa donde puede haber dificultades para manejar el dinero, para manejar las finanzas, para planificar. Y la enfermedad va evolucionando a tal medida que el paciente va perdiendo su capacidad de elaborar una comida, elegir su ropa, etc., cayendo en una progresiva dependencia. Cuando digo 400 casos en Suárez estamos hablando de muy olvidadizos y dependientes”.
Haciendo un poco de historia sobre la enfermedad, el Dr. Daniel Vilariño dijo: “1901, Alemania, Frankfurt, hospital de epilépticos y enfermos mentales. Había un neurólogo llamado Elois Alzheimer. Ingresa una paciente de 51 años, donde la referencia de los familiares da cuenta de grandes olvidos y muchas manifestaciones psiquiátricas. Magistralmente Alzheimer usa una palabra: perplejidad. La paciente causaba perplejidad. Un día lo trataba como si fuera un gran médico, otro día lo trataba como si fuera un presunto abusador, otro día lo trataba como un criminal. Esta palabra hoy se aplica a lo que sienten los pacientes y los familiares de un enfermo de esta naturaleza. De repente el paciente deja de reconocer a un familiar como su esposo o deja de reconocer que su casa es su propia casa. Ese es uno de los síntomas más movilizantes para las familias y que muchas veces determina su institucionalización”.
El Dr. Vilariño dijo que “es una enfermedad incurable”. A pesar de los anuncios que ha habido en estos últimos años, que hablan de posibles avances en el tratamiento, “se está trabajando un montón. Hay muchísimos trabajos, están ensayando nuevas drogas, inclusive con anticuerpos monoclonales. Se está haciendo mucho, pero hoy la tenemos que calificar como una enfermedad incurable”.
Agregó que “es una enfermedad acompañable, siempre aliviando síntomas: si hay insomnio se da un medicamento para dormir; si hay agresividad o agitación se le da un tranquilizante; si está muy apático se lo medica para hacerlo más proactivo. Otros pueden hacer este viaje más lento: si va a ser de 15 años hacerlo de 20. Lo más interesante hoy sería apuntar a la prevención. Si lográramos retrasar 5 años la aparición de esta dependencia la cantidad de casos caería a la mitad, hoy estaríamos hablando en vez de 400 de 200 casos en Coronel Suárez”.
¿Cómo se retrasa la aparición de la enfermedad?, fue la pregunta siguiente. La respuesta del profesional consultado remitió a otro hecho histórico en el tratamiento del Alzheimer.
“Año 1984, Estados Unidos. Un neurólogo, David Snowden, ya tenía información que la educación aumentaba la expectativa de vida. Todos los estudios tenían un inconveniente: generalmente el nivel educativo alto se asociaba a mayor ingreso, mayor acceso a la salud y mejores estilos de vida. Tuvo una brillante idea: se metió en la comunidad de las hermanas francesas de Notre Dame. Ahí el ingreso era igual para todas, el estilo de vida y el acceso a la salud igual para todas. Sin embargo él logra confirmar con ese estudio que las que tenían mayor nivel educativo vivían más y mejor. Se encontró con un epidemiólogo que lo interesó en los estudios sobre Alzheimer”.
Luego el Dr. Daniel Vilariño agregó que “en el año 1984 y el año 2000 Snowden trabaja sobre esa población y le pide a las monjas que donen su cerebro al morir. Accedieron. Las visitaba periódicamente para conocerlas, inclusive tuvo temas éticos que logró resolver, porque en un momento dado la Superiora le dijo que no las viera como conejitos de India, por lo que tuvo que humanizar todo su trabajo y darle una proyección a futuro”.
“Había una hermana, la Hermana Bernardé, que en las pruebas neuropsicológicas, donde se explora atención, memoria, orientación, ejecutividad, era brillante. La hermana se muere, le analizan el cerebro y descubrieron que tenía un grado de Alzheimer en el cerebro máximo, tenía el cerebro agujereado, sin embargo en su comportamiento era brillante y su impulso vital como describe el científico –impulso vital que todavía los neurólogos no lo tenemos como una función, pero existe- era tremendo. ¿Cómo explicar eso? Aparece la palabra reserva cognitiva: dos cerebros igualmente dañados, en uno la persona tiene manifestaciones y en otro no. La respuesta sería la reserva cognitiva, sería el nivel educativo, es lo que hacemos con nuestras inteligencias. Lo que hacemos con nuestra inteligencia del lenguaje: leer, escribir, dialogar, argumentar, qué hacemos con la inteligencia lógico-matemática: cuentas, cálculos; qué hacemos con nuestra inteligencia viso-espacial, dibujar, ir a clases de arte; con nuestra inteligencia social, interactuar; con nuestra inteligencia intra personal. Hay una cosa que en inglés se llama in side, que es pensar sobre lo que pensamos y pensar sobre lo que sentimos. También el desarrollo de la inteligencia te protege. O tener una huerta, la inteligencia naturista, proclive a estar en contacto con la naturaleza. El uso de todas esas herramientas te mejora, te protege. Entonces, aunque uno vaya desarrollando la enfermedad se retrasa”.
No obstante el profesional entrevistado alerta: “cuidado! Hay escritores con altísimo nivel educativo que padecen Alzheimer y hay gente que ha trabajado toda su vida en el campo, en un pueblito rural, y no la padece. Es decir, son estudios epidemiológicos, se analizan poblaciones, no son horóscopos del destino. El otro día leía en una revista geriátrica española que el Alzheimer lo tenemos que empezar a tratar a los 6 años, cuando el chico ingresa al colegio. Porque si lo que lo va a proteger es la reserva cognitiva esta empieza en el jardín de infantes. Es decir, este concepto tiene implicancia en la educación en realidad”.
Concluyendo: “para que ese viaje que es la enfermedad Alzheimer no vaya tan rápido por un lado hay que favorecer todo lo que retrasa, todo lo que protege las reservas. Y por el otro hay que ponerle el freno a lo que acelera. ¿Qué acelera el Alzheimer? La diabetes, la hipertensión, el sedentarismo, el colesterol. Todo lo que protege el corazón protege el cerebro. Todo lo que hacemos para que nuestras arterias estén sanas todo eso retrasa la enfermedad. Tenemos esas dos grandes herramientas para retrasar, mientras tanto la ciencia se seguirá ocupando de avanzar hacia la posibilidad de la cura de esta enfermedad”.

 
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