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Passarella miente, Grondona no mandó a River al descenso

Hace pocos días Daniel Passarella rompió el silencio. Y disparó: “Grondona mandó a River a la B”. Aquí, la historia íntima y los diálogos calientes entre el entonces presidente de River y el número uno de la AFA. El desafío que casi llega a las trompadas.

Cuando llegué a la puerta de la AFA, noté un clima extraño. Muchas cámaras, fotógrafos y una guardia periodística que excedía la normal expectativa previa a las reuniones del Comité Ejecutivo. Además, faltaban más de cinco horas para llegar a las 19, la hora de iniciación habitualmente programada.
Claramente, alguien había preavisado que esa no sería una reunión más. Y, obviamente, entre medios independientes, prensa partidaria y programas deportivos de radio y cable, la vereda de Viamonte 1366 resultaba un panal superpoblado y excitante que esperaba la llegada de quien, de manera directa o indirecta, los había convocado: Daniel Alberto Passarella.
Tras la derrota con Boca, Passarella fue furioso a la AFA a pedirle la reuncia a Grondona: “¿Cómo me va? Como el orto me va, ¿no viste lo que pasó el domingo?”
El entonces presidente de River Plate tenía un objetivo político: regresar a la AFA después de cinco meses –no iba desde Diciembre de 2010, a pesar de su cargo de vicepresidente-, enfrentar a Julio Grondona, pedirle la renuncia e imputarle responsabilidad en la derrota que River venía de sufrir frente a Boca "por culpa del árbitro Patricio Loustau".
La prensa, mayoritariamente, coincidió en señalar que aquella actuación del referí fue desacertada. Y, en tal sentido, se resaltaron dos acciones que perjudicaron a River: un foul de Insaurralde a Funes Mori, dentro del área y una inexistente posición adelantada a Erik Lamela en manifiesta situación de gol.
La designación de Patricio Loustau fue tan azarosa como irreprochable. Los River-Boca, especialmente, requieren siempre de una negociación respecto del árbitro. Dirigentes de ambos clubes se reunían con Grondona con bastante anticipación y se lograba un acuerdo. Primero se aceptaban a los impugnados por ambos. Y, tras decantarlos, se iba a los posibles. Siempre se elige a un internacional.
Le dijeron a Grondona que Passarella estaba hecho una furia: “¿Y qué querés que haga? ¿que me vaya? ¿que me enferme?… Dejalo, no pasa nada, vamo’ a escucharlo…”
Para ese encuentro fue designado Héctor Baldassi. Lamentablemente una inflamación de apéndice detectada por una inequívoca sintomatología, lo llevó a advertirle al Colegio de Árbitros que tales molestias lo obligaban a desistir de arbitrar el Boca-River, el partido soñado por cualquier referí del Mundo. Luego Baldassi, sería operado de apendicitis.
Frente a éste cuadro, River propuso a Carlos Maglio. Pero, quien por entonces era además, Secretario General de la Asociación Argentina de Arbitros, no reunía la condición de Internacional FIFA.
Telefónicamente, tras varios llamados y deliberaciones con las partes, Grondona propone -y el Colegio de Árbitros acepta– que sea Loustau el juez del partido. Venía de Brasil de dirigir por una Copa de Conmebol y a Boca una semana antes.
Resultaba claro e indiscutible que se le confiaba el clásico a quien mejor calificaba en ese momento por sus últimas actuaciones y "daba garantías" de conducción. Como puede ocurrir, no siempre una buena intención se corresponde con una buena realización.
Fuente: Infobae.

 
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