Como continuidad de mi anterior nota del 23 de abril pasado titulada “Viejo los trapos….”este es un mensaje premonitorio a nuestros hijos y nietos. Les anuncio Mañana serán viejos (Si Dios no los llama antes)
Parece una verdad de Perogrullo. Demasiado obvio. Les aseguro que no es así a la luz de lo que nos sucede a diario a los viejos.
Reconozco que nosotros venimos de un mundo distinto y que la adaptación no nos fue ni nos és fácil. En algunos aspectos no lograremos adaptarnos en esta vida pero, convengamos que a ustedes no les será mucho más fácil. Distinto pero no fácil.
Por ello es que me permito pedirles que reflexionen en cuanto a las actitudes diarias, cotidianas. Toda vez que se encuentren con uno de nosotros, en vuestro hogar, en vuestra familia o en la calle y les toque atendernos en un comercio o en oficina pública o privada, piensen, imagínense que, tarde o temprano, ustedes se verán así.
También ustedes tendrán dificultades para caminar rápido y deberán cruzar la calle en otro ritmo y se encontraran con algún joven que conduciendo un vehículo, ni respeta la derecha en cuanto a tu prioridad en el paso ni le importa que el peatón tenga prioridad y más si sos mayor de edad. Te va a pasar por arriba, salvo que ahora que sos joven, hagas algo.
No se librarán de perder la visión y se encontrarán que carteles, folletos, escritos, avisos, lo han hecho jóvenes de buena visión y para jóvenes con buena vista. Letra chiquita y de colores muy claros. En ese momento se darán cuenta de cuantas son las dificultades que han creado los que aprueban desde su cargo esos escritos, carteles, avisos, por lo que les anticipó, prevean ahora.
Muchos de nosotros los viejos tenemos discapacidades auditivas. En algunos casos congénitos, en otros casos como heridas de guerra debido a las actividades ruidosas que desempeñamos laboralmente. A muchos de ustedes las dificultades auditivas les llegará por el volumen en los boliches bailables, los auriculares o laboralmente, por lo que les preanuncio que cuando ese momento llegue, se encontrarán que cuando los llamen para algún turno o les hablen desde una caja o mostrador, no los escucharán porque solo tienen fuerza vocal para gritarle a sus padres, a su novio/a, esposo/a, hijos/as o a nosotros los viejos, pero para trabajar, perdieron la fuerza y tendrás que pedirle que te repita la pregunta o el número del turno que te toca. Verás la mala cara que te pone. ¿No me crees? Ya verás…..
A vos te parece que podes hacerte el bolu cuando, sentado en alguna sala de espera y algún mayor permanece parado, simulas no verlo ocupado con tu celu o lectura. También llegarás a esa instancia y te dolerán las articulaciones y veras a un joven hacer lo que hoy vos haces. Yo te aviso, prepárate para eso y si te es posible, cambia de actitud con esos viejos.
Seguro que vos esperas que todo esto se haga desde el hogar o desde la educación, primaria o segundaria ( y exceptuó al jardín pues en muchos casos lo hace). No te ilusiones, nosotros también lo esperamos. Depende de cada uno de nosotros tomar conciencia.
Si quieres empezar, hace la prueba de hablar con algún viejo que tengas en casa, en la familia o cercano, pregunta cómo le va en el trato cotidiano con jóvenes como vos o en una sociedad que privilegia al que “es útil para consumir”, joven, delgada/o, de ojos celestes. Seguramente logrará ese viejo ampliar estos conceptos míos. Por ejemplo las veredas desastrosas que nos supimos conseguir.
Julio Zaballa
DNI 5.492.952