Marita Güidale, integrante de la Biblioteca Juan Carlos Graff de la tercera Colonia Alemana, presentó esta forma de contar cuentos muy popular en Japón. Este recurso didáctico está formado por un conjunto de láminas que tiene un dibujo en una cara y texto en la otra.
Elsa Bornemann fue quien estuvo presente y sus imágenes pintadas por la misma narradora, fascinando a la audiencia. Uniendo la magia de las palabras con el encanto de las imágenes, captando la atención de todos, especialmente de los más pequeños.
El componente teatral del Kamishibai transciende a la simple lectura, ayuda a conseguir un efecto mágico y de concentración en torno al cuento mucho más fácilmente que con otras técnicas.
Al interpretar se produce la interacción gozosa y compartida entre los miembros de la audiencia, entre éstos y el intérprete, y entre ambos y el mensaje que el autor quiere transmitir.
Los niños vivenciaron todos juntos pudiendo gritar de miedo o reír con fuerza. Dicho efecto fue incrementado por Marita, adaptando su entonación, ritmo e incluso variando expresiones teniendo en cuenta el ambiente creado.