Estimados lectores, es de mi interés compartir unas reflexiones sobre la medición de la radiación emitida por las antenas de calle Brandsen Nº 35 y Nº 146.
En primer lugar el Municipio omite informar que las antenas denunciadas carecen de la correspondiente habilitación municipal y también que no han realizado ningún estudio de impacto ambiental previo, lo cual no se puede subsanar porque el impacto ambiental ya está hecho.
En segundo lugar, la ausencia de controles es de larga data, este es el primero en realizarse, cosa que sería digna de celebrarse si no fuera por un vicio en la manera de proceder: los empresarios que explotan las antenas fueron preavisados, producto de la repercusión mediática, que era inminente la medición de la radiación no ionizante, cosa que les permite adaptarse para conseguir un resultado favorable, bajando transitoriamente la densidad de potencia.
La única forma valedera de hacer una evaluación de la peligrosidad es tener un registro histórico con una medición continua, que nos permita registrar los picos de radiación.
En tercer lugar, dejando de lado lo antedicho, podemos comprobar que en el rubro campo magnético tenemos cubierta la mitad del máximo de exposición poblacional permitida, pero cabe preguntarse, cuál es el criterio utilizado para determinar el máximo permitido, considerando que en nuestra localidad los casos de cáncer se dieron, pero el Estado niega que están vinculados a la radiación.
En esta comedia asociada a una tragedia, hay dos métodos para determinar la peligrosidad, se puede poner una valla según un parámetro técnico, y negar la vinculación entre cáncer y radiación, o se puede realizar un mapa de riesgo con los casos puntuales que la realidad cotidiana nos demuestra.
Por otra parte, para salir de la mera valoración y utilizar fundamentos científicos, hago referencia al “Naila Study” (Eger et al., 2004) donde se encuentra que el riesgo de contraer un cáncer se multiplica por 3,29 en el área interior de un radio de 400 metros de una antena de telefonía. Además la edad de los pacientes con tumores fue 8,5 años menor para el conjunto de tumores. Y también al estudio Israelí (Wolf y Wolf, 2004) que indica un incremento de la incidencia de cáncer en un área con un radio de 350 metros de una antena de telefonía, haciendo una comparativa del riesgo relativo de las personas que vivieron en el interior del área mencionada durante más de 3 años revela que hubo 4,15 veces más casos de cáncer en su interior que para la población completa. Lo que me permite concluir que el riesgo existe y si las condiciones se mantienen puede haber más casos.
Ernesto Nicolás Mazzucco
DNI: 34.418.335