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Charla sobre suplementación en los sistemas pastoriles y algo más.

 

Por el Dr. Aníbal Fernández.
“Si la familia no acompaña el proceso productivo, el resultado final es negativo, es fracaso”.

El Dr. Aníbal Fernández Mayer es Ingeniero Agrónomo egresado de la Universidad Nacional de La Plata y posee varios posgrados en su currículum. Es desde el año 1992 técnico especializado en Producción Animal en la EEA Bordenave. Ha dictado numerosos cursos y jornadas de Nutrición Animal y gestión ganadera en Universidades y diferentes entidades vinculadas con el sector agropecuario en el país y exterior. Publicó 9 libros editados por INTA y diferentes trabajos en Congresos, Internet, revistas nacionales y del exterior.
En la jornada del viernes estuvo en Coronel Suárez para brindar una charla en el INTA Coronel Suárez sobre “Suplementación estratégica en los sistemas pastoriles”.
Previo al encuentro con los productores habló con La Nueva Radio Suárez.
“Este es un tema muy interesante. No vamos a hablar de un producto, de un pasto, sino que vamos a hablar de estrategias. Estos temas están muy vinculados con los sistemas productivos y con el resultado económico. Vengo trabajando desde hace muchos años en toda esta región y soy un defensor de los sistemas pastoriles. Para poder enfrentar los vaivenes de los precios, de los problemas climáticos y demás, tenemos que tener bien claro en dónde estamos parados dentro de los sistemas productivos, especialmente de carne, y cuáles son los mejores momentos para suplementar o para directamente aprovechar los recursos forrajeros”.
Habló de la empresa productiva en su conjunto: “si bien tengo muchos trabajos y hablo de temas puntuales (granos, suplementos, rollos, silos), en este caso lo que vamos a hablar es sobre estrategias para mejorar el resultado económico de la empresa ganadera. Esto está vinculado a un tema que yo estoy presentando en sociedad en los últimos tiempos, en medios de comunicación, televisión, radios nacionales y demás. Le doy como título Ganadería de Precisión. Esto y la suplementación estratégica van de la mano. Se trata de un enfoque sistémico y a nivel empresa. En Carhué estamos dando dos cursos sobre esta temática, y justo lo estuvimos hablando esta última semana. No estoy hablando de un pasto o de un alimento. Estoy hablando de todo un sistema, donde interviene el hombre: el propietario, el personal y la familia”.
El profesional suma la sociología en su análisis del concepto de la empresa agropecuaria, y pasa a dar distintos ejemplos: “dos empresas, el mismo tamaño, la misma calidad de tierras, todo igual; en una la familia no tiene hijos y en la otra tiene dos hijos. Cuando uno transmite estos mensajes a las dos familias sin dudas la que no tiene hijos el mensaje no lo va a escuchar bien, en la otra sí. El segundo caso hipotético que quiero plantear es que las dos familias tienen hijos, pero en una los hijos son profesionales, comerciantes, tienen empresas, y en la otra trabajan los hijos en el campo, a la par del padre. El mismo mensaje que uno quiere transmitir a las dos familias sin dudas que será escuchado, evaluado y aplicado en el caso de la familia cuyos hijos trabajan en el campo. El tercer caso que quiero plantear, nuevamente con campos iguales, con las mismas características, es que de las dos familias ninguna tiene hijos, pero en una la mujer está peinándose, saliendo, buscando mejorar su aspecto físico, y en la otra la mujer está con las botas y la pala en la mano. El mismo mensaje sin dudas va a ser escuchado, evaluado y quizá aplicado en el segundo caso. Estas tres situaciones las presenté en un congreso internacional en Centroamérica, e hice muchísimo lío. Primero me conquisté a todas las mujeres, porque se dieron cuenta que tienen un rol muy importante en los sistemas productivos, y segundo porque empecé a hablar de algo que no se habla: la importancia de la herencia, de la historia y del futuro de esa familia. Es decir, yo puedo producir más o menos carne, leche, cereales, lo que sea, puedo tener mayor o menor equipamiento, pero si la familia no acompaña el proceso el resultado final es negativo, es fracaso”.
“Tengo la fortuna de andar por todo el país, dando cursos en la Argentina y en el exterior, conozco diferentes realidades. Cuando uno vive esas otras realidades vemos que el problema no se resuelve con más carne, mas leche, más granos. Nadie habla de esto. Nadie habla de la gente; yo hablo de la gente, pero no sé, porque no soy sociólogo. Cuando me presento en un lugar digo una frase, que suena raro: digo que no me interesa el resultado productivo, no voy a buscar más leche, más carne, más granos. Busco que el productor gane plata. Más carne o más leche no necesariamente significa más plata. Muchas veces en la búsqueda de esto ultimo se supera el punto de inflexión o de quiebre. En toda nuestra región el punto de quiebre está cercano a los 350 kilos por hectárea año. Cuando escucho hablar que van por un sistema de producción de 1.000 kilos por hectárea me da ganas de llorar, porque eso es una mentira. Lo que se necesita es tener otra mirada distinta. Hoy el productor puede ser más grande o más chico, pero en la medida que ordena sus cosas, todos los factores de producción y su familia se ponen a trabajar en un proyecto común. Cuando hablo de estas cosas tengo dos tipos de audiencia: los que me quieren escuchar y los que se dan vuelta, conscientes que están en problemas”.
¿Cómo está la Argentina en producción de carnes? El Dr. Aníbal Fernández Mayer indica que “la lechería argentina –tengo 15 años de lechería, vengo de un curso de altísimo nivel en el exterior- hoy está competitiva con los mejores países del mundo, en producción y en calidad. Si no producimos al máximo de nuestras posibilidades es por un problema de precios, pero la tecnología para el sistema lechero está toda incorporada o la conoce el productor lechero de hoy. En granos es exactamente igual, compite con los mejores países del mundo y en la mayoría lo supera. En carne no. Por eso no me quieren escuchar los productores. El productor de carne argentino, mas del 60 o 70%, tienen una fotografía o una película igual que en el año 1950, 1960. El productor de carnes no conoce toda la tecnología. El problema de la carne argentina no se arregla cambiando los precios. Si triplico su valor, hoy está a $3 el kilo, si lo pongo a $10, la producción de carne nacional no va a cambiar. Vamos a tener, cada 100 vacas, los 60 terneros que dan, 40 se están perdiendo. Esa realidad durísima la tiene Argentina y no la tienen ni Uruguay, ni Brasil, ni Paraguay, ni Bolivia. Esa dura realidad no se soluciona con precio, se soluciona con tecnología, con ponerse a trabajar. Así como lo hace el productor agrícola y el lechero de nuestro país. ¿Puede cambiar el productor de carne, mirando las posibilidades de aquí a 20 años? Sí. Pero no va a cambiar solo, no cambia con precio, cambia si él decide cambiar. Él y la familia”.

 
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