Hace unos días atrás en el Diario Digital de La Nueva Radio Suárez se publicó una nota muy interesante de la Lic. en Arqueología Pamela Dégele, una hija de la ciudad, quien vive en Olavarría, que llamaba a mirar los paisajes “como un conjunto del que somos parte”.
Agregaba en ese escrito que “generación tras generación vamos intercambiando con el ambiente y llenándolo de historias y memoria, volviéndolo nuestra identidad, parte de nosotros. Para que un paisaje sea sano y pueda sostenerse en el tiempo, debe existir armonía, respeto, entre todas las partes que lo integran”.
Estos dichos, tan interesantes y reflexivos, motivaron una entrevista con la Arqueóloga.
“Yo vengo trabajando hace varios años en áreas protegidas y desde la arqueología, que es la ciencia que estudia los restos materiales de las civilizaciones antiguas, se observa mucho la relación del ambiente con la sociedad. Es evidente a través de los milenios que la vida ha podido ser posible por una relación de armonía entre el ser humano y la naturaleza. En tanto ella nos sustenta nosotros debemos respetarla también. Observando la realidad es un poco extraño, si nos ponemos a pensar que contaminemos un arroyo que en realidad deberíamos utilizar el día de mañana para pescar o para poder tomar agua. Hasta qué punto estos paisajes que vivimos actualmente, como todos los que hay en la Provincia de Buenos Aires, donde la mayor parte de su territorio está llena de cultivos y demás, ¿hasta qué punto es sustentable esto para el futuro? Eso es lo que me pregunto” dijo la profesional consultada.
En la Provincia hay alrededor de 40 áreas protegidas, que representan un 5%, aproximadamente, del territorio provincial.
La Licenciada en Arqueología Pamela Degele comentó que “hay muchas áreas protegidas que están creadas por ley, pero eso no significa que se apliquen. Es decir, se crean por ley pero una reserva tiene que tener el objetivo de preservar, promulgar y propiciar la investigación. En este sentido tiene que haber guardaparques, control del acceso, para que se mantenga el espacio y no se destruya. Eso requiere fondos, personal, una comisión de personas interesadas en eso. Por eso muchas veces no se cumple en la realidad, a pesar que está la ley. Están como lugares turísticos, pero no tienen un real control”.
El organismo en la Provincia a cargo de esto es el OPDS. “En la Provincia de Buenos Aires el caso más antiguo y el que está aplicado con un manejo acorde es el Parque Tornquist. Luego hay muchas reservas nuevas, como es el caso de Pehuen Co, en Monte Hermoso, que se creó en el año 2005. En el caso de esta reserva se trata de 20 kms. de costa y donde hay intereses en contra o diferentes a la conservación, como los pescadores o los que alquilan cuatriciclos. Son intereses fuertes económicamente hablando a los que hay que tener en cuenta y dialogar con ellos para ver cómo subsanar la situación. Muchas veces el poder político es manipulable en el sentido económico, por lo que nos cuesta implementar las reservas naturales”.
En una reflexión final dijo que “todos somos parte del ambiente. Nuestra sociedad tiene la tendencia de desligarse de los problemas o considera que sólo los puede resolver un gobierno o alguien con poder. La realidad es que todos, cada uno de nosotros, formamos parte de un ambiente, de un paisaje y cada acción de nosotros, cotidiana, influye en eso. Es decir, más allá que haya organismos con poder que tengan la posibilidad de hacer una ley, o que haya un organismo de control, cada uno de nosotros tiene que ser consciente que eso que está al lado nuestro es parte de nosotros, es lo que nos da la vida y lo tenemos que respetar. Si hubiera una consciencia lo suficientemente fuerte al respecto no sería tan necesario que haya alguien diciéndonos que no podemos contaminarlos. Creo que ese el desafío: que cada uno de nosotros reflexione sobre qué es lo que nos mantiene sanos como seres humanos y qué es lo que queremos el día de mañana para nuestros hijos y nuestros nietos” concluyó la joven profesional.