Siempre se ha dicho que es bueno cuando las herencias se incrementan, pero comprenderán que no es el caso que nos ocupa.
Si bien el basural municipal es una problemática que viene de años la cuestión no ha cambiado, a pesar que ha sido motivo de campañas políticas, donde solamente en el discurso se puso énfasis, para llegar a este segundo semestre que está comenzado del año 2016 sin ningún síntoma de algún mejoramiento, al contrario, el lugar está colapsado, la basura por todos lados, la calle de acceso cuando se termina el asfalto del Cementerio son poco menos que un sitio bombardeado, con agua, barro, baches, cortadas de la lluvia. Casi intransitable.
SI bien con bombos y platillos se anunció la puesta en practica de un servicio de custodia policial, ello no ha sido impedimento para que el caudal siga creciendo de manera desmesurada y desordenada, por lo cual el descontrol se mantiene vigente, a pesar de los anuncios y promesas de campaña, y hoy sigue siendo, como en los últimos años, un gran foco de infección y proliferación de todo tipo de alimañas, perro vagabundos muertos de hambre, y ni que hablar de la dimensión que han tomado las ratas, que en muchos casos se confunden con gatos.
Esas mismas ratas y/o gatos son los que cruzan al Cementerio provocando destrozos de todo tipo y lógicamente el temor de quienes concurren a visitar a sus seres queridos y encuentran semejante desidia al lado de un espacio tan particular y sensible, como es el Cementerio Municipal y el Cementerio Israelita, respectivamente.
Esperemos que comiencen los efectos de un denominado plan ambiental, que por ahora sigue siendo una promesa, mientras tanto quienes concurren al lugar que tengan en cuenta esta recomendación y que Dios los ayude.